Tres poemas de Jonatán Reyes

Valerie Hammond

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re-creación de mi ser
alinear mis píxeles/ amasar mis circuitos

recortar mis contornos
arreglar el carmesí plaga
de las pupilas

atenuar las manchas polarizadas
del rostro/ corregir el pasado
estupefacto en mis labios
(esa mueca miserable
de tardía ultratumba)

revivirme a la fuerza
exhumar el oleaje de mi cuerpo
las secuelas que no cesan de vibrar

tenderme al sol para que escurran mis aceites
y desenrosque el tiempo de mis huesos

(el sol tuesta el alma
y desordena las cicatrices)

ya cuando escurra la muerte
de mi cuerpo
me exprimo para que eche
todos mis colores
y caigan todas las cáscaras

(el bermellón, por ejemplo
es incienso en las heridas)

así lo mortecino derramado
fertilice la tierra

mientras/ susurro bajo/ hablo amor/
hablo tenue

*

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delineo con mis declives un idioma sepulcro
tal engancha diámetro claustro de mi otredad

deforme de qué manera cielo anochecido mi
dorso espacio blanco no difiere entreabre una

casa pálida de mí empantanada en sus raíces
del extremo intrincada bajo fondo los ídolos

retuercen su arcilla tan de mis fetiches ícono
adulterado por la sobriedad traza destello tú

océano sino digo refleja algoritmo tu trenza
larga y penumbra me desenreda en ti circundo

aun con mi cuerpo entumecido aquí origen es
rasgar la sombra revés fértil es sonido blanco


*

INTRO

la palabra descascarar es un idioma. es pulpa abstracta
píxel, frecuencia, liquen, ataraxia. cuando se cae la cáscara
rezuma otro ser, virtual. germinar es arrancarse de raíz una
extensión miserable del cuerpo


Jonatán Reyes (San Juan, Puerto Rico, 1984). Ha publicado varios libros, entre ellos: Filmina (finalista del premio internacional de poesía Pilar Fernández Labrador, 2016), y Perdíamos la gracia y el verano (2017). Parte de su poesía ha sido en diversas revistas internacionales de literatura y poesía, de países como, Colombia, Argentina, Venezuela, España, Grecia, Italia, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Chile, Bolivia y México. Su poesía ha sido traducida al italiano, griego, inglés y portugués.

Contra el olvido: Diez poemas de Hanni Ossott

(Greg Dunn)

Hasta que llegue el dia y huyan las sombras

Memoria de la tierra

Lento, muy lento se teje la trama del agua de la fuente
suavemente se prepara cada vez, cada vez la misma caída
Lento arde la milenaria cacerola sobre los hondos fuegos
y otra vez, obstinada, la antigua insistencia

Nada nuevo para decir, nada extraño que anunciar.

En el más viejo cuaderno, lleno de borrones y sin cuentas nuevas
                  la repetición del arcaico cuerpo
                  hojas allí
                  flores, vientres, deseos, impulso
                  y el amor que es crimen, sangre y celebración
                  lo mismo abismándose en lo mismo

Horror cuánto odio
Horror cuánto celo
Horror cuánto ahorro

                  Abajo, muy por debajo, en lo remoto
                  inmortal
                  el tejido circular
                  el vientre único
                  la herida que es presencia haciendo presente
                  Abajo y adentro
                  la vida ciega
                  las vísceras de la fuente

Nutricia inmortalidad, el amor nos desgarra
                  «adónde voy»
                  «adónde voy»

Soy una trayectoria, la mido a diario, la comparo, la presento.
Soy contra el letargo, me opongo, realizo.

La aguja cede, se comba, tiempla el hilo, tuerce la curva final
Circular es el repaso de la memoria, atento a la repetición.

El mismo dibujo, la misma historia
                    fluyen

En lo hondo tierra madre
el volcán, la lava, la quema, el quehacer
una y utra vez, siempre lo mismo

La abuela teje sin piedad
Tierra, memoria de la tierra, reiteración de hoja, árbol, fuente
sangrados, desangres, aguaderos
Hondo se mueve el pez, Némesis
centro de aguas
hondo se despliega el inmortal cuaderno
             sucio, tachado, rectificado
hondo se deshace el vivir

«Yo me distraigo con una pequeña visión en el camino,
yo me distraigo entre tu reiterado énfasis»

Se vacía y se llena el bastidor... Yo bordo sobre él mis matices...
no ya un rostro... sólo fulgores, rastros

El guego inicial cunde, incisivo, nos repone a la única memoria
centro de oscuridad.
Cedo, cedo a diario, también tú y los otros
secretamente, en la intimidad, porque avergüenza
                     —da pena tanto perder y enriquecerse.


*


Lo cotidiano

Hemos visto modos, movimientos, gestos muy breves
         la infinita circulación de instantes
Hemos andado por calles que un día aparecen luminosas
         y otras alcanzadas por la opacidad
Hemos percibido el temblor,  la presencia inminente
         de aquello que va haciéndose
         conservándose como cosa o hálito
Hemos visto hombres, casas, tierras, no del todo comprensibles
         hemos sido extrañados
         puestos a un lado
         por lo nuevo y lo raro
Hemos inventado formas de amor para atacar lo solo
Hemos bebido con placer puesto que no nos está negada la fiesta
                   —la necesaria fiesta aún desde la precariedad
Respiración nos circunda
                   y poseemos ojos para mirar lo innumerable
                   ojos del alma
                   capaces de contener heridas y noticias
De realidad estamos inundados
             hay una montaña que nos atraviesa
             hay un ruido golpeante de mar
             hay siempre en nosotros un vestigio, una huella
             ferviente
             animal
             vibrante
Eternidad de ser se anda entre nosotros
             río siempre sonoro
             fuente siempre encendida
             apego a saber que algo, alguien, sea una cosa
             querencia a una forma
Y decimos esto es, y lo llenamos
             no importa de qué suposiciones
Hay lo posible: el azul del cielo
                       la calle los muros
                       los sueños
                       las cosas ahí
                       asaltando con su presencia.

Ah rara brevedad, de tu misterio y tu goce no queremos la vacancia
¿A qué se podrá después decir: he visto, he palpado?
¿Quién hará de nosotros la otra historia?

Hemos visto querellas
                       casas en fuego
bibliotecas que acumulan sudor de presencia
                       documentos insuficientes
                       apócrifos inútiles
                                                 excusas
Hemos dicho haber visto el fluir y lo estable
          poseemos datos claros de cada movimiento
          también en nosotros se anda la precaución
          edificada por la memoria
          la experiencia de antiguos dolientes

Ah oscuridad... y queremos llevar hacia ti el jardín
                                                      la casa
                                                      la corriente
                                     la luz que ilumina la habitación.

¿A qué podremos decir que hemos visto?


Espacios para decir lo mismo

Por eso ahora y aquí

Por eso ahora y aquí, en estas habitaciones, solemos codificar nuestros vacíos

Cuerpo: no sabemos de ti porque en este exceso lo hemos dado
Mira:  ahora escuchas otras habitaciones
           sueños sin luz
           únicamente de viento
allí, en esas regiones de escasos otros cuerpos menos excedidos y dichoss
Cuerpo ahora en unas manos otras que esperan resurrecciones en hechos tangibles y sólidos

Cuerpo hoy en manos que amasan transformaciones
manos de deseo siempre aplazado para lo que tal vez nunca vendrá

(Avergüenza este lujo de conocer la dispersión
Ante aquellos
                   para quienes una tarde es un reloj y una línea recta que
debr ser cumplida «a cabalidad»
Tampoco el medio favorece: decirlo. ¿Acaso no se está diciendo desde siempre?
                   Desde ese primer rostro volcado sobre texturas admirables
                   o sobre tros rostros)

Nuestro tiempo contado en años, codificado en inmensidad,
antepuesto a esa otra inmensidad largamente deseada
                                                 revestida
                                                 de mil distintos lenguajes

Y todavía
permanece
un hombre solo en una habitación vacía
aterrado
hecho de palabras siempre devueltas


Cielo, tu arco grande


Una memoria

Viene, viene
y es lo mismo, se devuelve
son las mismas palabras, miedo
enumeraciones que llegan de atrás
el aguamanil, el platero, la joya
las sábanas de seda de un egipcio.

La platabanda cayendo con la lluvia
                       y el desastre...

Viene
         se viene diciendo
         desde hace largo, adentro
         ya casi sin premuras
                  cantinela de amor

Viene, salta y golpea
                       Dicho
                       Proferir
                       Llanto

Y tú lo sientes, en la piel
                    repetitivo

                       entre poro y poro
                                de alma

erizándote
         para que recuerdes
         para que recuerdes y sepas

         Es el canto

         La canción
         La escuchada siempre
                       entre resquicios
Siempre una y otra vez
         fastidiosa insistente

Hasta que se va.


Formas en el sueño figuran infinitos


Deseo repartir esta memoria que me dirige a otras estaciones.
Si una mañana, sobre puentes y avisos luminosos, juego
a unas manos de cinco años atrás, tengo el valor de entregarlas en
cualquier confitería: tiempo de desperdiciar el Tiempo.
Esta tarde he vendido hasta la última palabra y ahora atesoro
vacuidades.
Si las cosas brillan o dejan de brillar, apenas logro distinguirlo

Atravieso un sonido único de trompeta para borrar toda sensación

El hilo que me ata a la realidad son los gritos de una conserje
cuando llega el basurero. Y esta tristeza de auera hacia adentro,
como venida. Y los dibujos de paredes viejas contanto,
pálidas de esperar la lluvia.

¿O es que esperaban lo contrario?
¿acaso es natural este mutismo?

También estos pliegues de cemento preguntan


*


El tiempo de pasar pasa como cualquier hoja
                         Todas las mañanas
              Para caer
                        sobre cualquiera de los lados
              y en los bordes
              de alguna puerta
                                    Tal vez
              abra de nuevo la posibilidad
              de ese esplendor
Allí y no en otra parte están las cosas
subsanan las heridas de sus nombres devueltos

Y es un viaje eterno
para tocarlas
                    Tal vez


*


Después reconoces y recuerdas donde hallar el cielo

En cualquier estación permanece
                 sólo para ver
                 y nombrar que pueden existir cosas brillantes

Estallan en la falacia
                 y este juego iluso también permanece
                 sobre todos los rostros

                 Hace temblar los asideros

Debe decirse vuelo en lo inmóvil
                 y nada como todo puede avenirse en cada quien
                 y todo se devuelve
                 a sí


Formas en el sueño figuran infinitos


El obstinado empeño

Magnificente y luminoso es este empeño. Mil brazos tensos, innumerables
fuerzas. Hilos que cruzan una calle y la juntan a otra. Miradas
aferradas a un resquicio. Intensidad. Encuentros. Abandonos.

Y el ruido expande sobre la atmósfera su cuerpo. Es gris, es pardo.
Es denso para quien desee penetrarlo. Concentrado acumula los gritos
y la voz siempre aplazada. Sobre las edificaciones y sobre los árboles,
más alto aun que la cumbre de una montaña, espeso y vibrante, el ruido...
toda nuestra tensión allí acumulada...
Los rezos, la piedad, la petición última todavía no hecha lenguaje
Allí a convocatoria, y el recuerdo; los bordes de un rostro apenas dibujado
Y la conversión, y naturalmente, la duda, el equívoco
También lo ahora pétreo
todos los antiguos libros ahora deshojados
y del paso de otros hombres ni un encuentro ninguna memoria
apenas vestigios inconclusos,

El ruido: esa aspiración a sobrevivir
Y la página todavía prearia, la llena de aberturas, la incendiada
en la vejez

Colmada, llena, sólida está la atmósfera
a través de las ventanas corren y se devuelven en magnífico intercambio
las señales de los vivos y de sus fuerzas; y allí también algo de
aquellos sustraídos al espectáculo

Escucha la antigua voz, ella viene ahora a asegurar el caer:
esa extraña desvetaja, irracional incomprensible hoy, que signa el
estar aquí. La voz, aquella aminorada en el ritmo, escasamente audible
y sin embargo viene, cuida y protege el doloroso descenso...

Y allí donde ella sume en hondura las cosas las deshabita,
en ausencia, vacía y desaloha lo amable.

Pero si en redención no hay dioses, hay un resquicio, un pedazo de
barro adherido a cualquier espacio para llevarnos atrás y adentro,
para decir: He allado lo más propio de mi geografía, se diluye, sí,
se ensombrece cada vez más pero mi brazo se tensa para recuperar el
dibujo de una forma
Y surgen entonces los perfiles de un techo desmembrado y la silueta
de otro erigido, y luego su caída, y luego el erigir... No importa ya
el techo.

Los rostros se suceden, las casas se suceden... Mudanza

Y los hombres reciben viga sobre viga
y adentro, en el fondo de la teierra, se excavan aberturas para sostener
lo habitable, para permitir el cuadro en la pared, el olor, un pedazo
de tela sobre una mesa.

Entre el espesor de las cosas, sobre la solidez de los cuerpos, viajan
los otros: objetos olvidados, gestos, un mirar incompleto que en desvío
señaló una reja. También allí, en desesperada conservación del recuerdo
se asienta una forma de asumir un traje a cuya adecuación exigimos la
presencia de los otros.

La unidad de los olores y la desarmonía... todo
                allí preparado para la futura  acción
                Y esto hace compacta la tierra
                Peso que activa nuestra decisión. Gravitar.
                Empeño en el proseguir
Y el nudo, esa piedra dura e inevitable que concentra los matices.
Memoria para la esperanza, como si siempre tuviésemos que regresar allí:
centro extraño, inabordable enteramente, propio para todos los regresos,
nudo que ata a lo pripio. Isla. Extraña suerte de atadura que obliga a
volver, como si allí aguardara un origen, inicio de una historia escasamente
conocida. Como si hubiese un principio, una letra inicial que incida sobre
los futuros caminos.

Es ese empezar desde ahí quien permite la elección de una instancia
Es el comienzo que da acceso entre la innumerable condensación de formas,
a un rostro, a un estar...
        Terner un rostro:
        arquitectura de la obstinación y de la desgarradura
        dibujo para un instante
        Tener a la mano la piedra dura, el centro,
        escindirla o no
        pero tenerla
        contra lo fragmentario.


Cielo, tu arco grande


Quise mi casa
       aun en medio de la disolución y de la quiebra.
Sus ritmos se acrecientan en mí
       cada cosa allí es sagrada
               para mi única memoria.

Soy la casa
           sus sombras
           sus dolores.

Entera mi persona se ha hecho de ella.

Poseo una identidad
                                 un límite
                                 un cuerpo
                                 una estructura en temblor.


*


Ahora que esa casa vuelve a mí
                       entera
por lo que ahora pierdo
por lo que gano en la reconstrucción
                          veo mi infancia
                          y la aojo
                  en el cántaro de mi alma
                para ser lo mismo y otra.

Ella está aquí, nutriendo
                      regando
                       cada cosa que sé.

Realmente allí
                  casi no hubo orfandad
                  sino riqueza.


Hanni Ossott (Caracas, 1946 - 2002). Poeta, ensayista y traductora venezolana. Trabajó como profesora de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Publicó una extensa obra poética —diez poemarios: Espacios para decir lo mismo (1974), Espacios en disolución (1976), Formas en el sueño figuran infinitos (1976), Espacios de ausencia y de luz (1982), Hasta que llegue el día y huyan las sombras (1983), Plegarias y penumbras (1986), El reino donde la noche se abre (1987), Cielo, tu arco grande (1989), Casa de agua y de sombras (1992) y El circo roto (1996).—, traducciones —D.H. Lawrence, RM. Rilke y Emily Dickinson—, asi como ensayos sobre la experiencia poética y la poesía; en España y en Venezuela también se ha publicado antologías de su obra.  Los textos presentados en esta selección forman parte del libro Obras completas (bid & co, 2008).

Tres poemas de Emilia Lee

(Maya Beano)


Oración

Quisiera arrancarle la epidermis a la ciudad
esa hosca, agrietada y espinada
lavar del asfalto el inocente carmesí
arrancar de sus ojos los lentes oscuros
para que el sol se pasee por sus callejones y pórticos

Desterrar la sordidez de sus rincones
la inmundicia de su boca
y el pubis que se pasea impúdico
bajo la luz gastada de las farolas
en lo alto de la noche

Quisiera silenciar las ambulancias
que veloces trasgreden los semáforos
en el intento de impedir que se escape
el último hálito
mutilar las manos de los anónimos sembradores de mendigos
de los profanadores de templos
que subastan cuerpos al mejor postor
y convierten en muecas
las sonrisas infantiles

Quisiera expropiar a los ladrones de sueños
a los políticos y a los poderosos del planeta
que hacen festín con la moneda corriente
a los vendedores de ilusiones fugaces
que prometen paz y negocian con el hambre

Borrar las visiones que destierran el futuro
de los ojos de los jóvenes alucinados con crack
las fronteras y la explotación de la ignorancia en sus riberas
"ganancia" para los botas brutas de uniformes verdes

Darle cuerda en reverso al reloj
y ver al despertar sus manecillas volar en elipses
                                                                      espirales

Sin consumo de las horas ni los minutos
aunque la luna ritme de menguante a llena
                                                                   y el sol siga saliendo para todos


*


Llueve sobre mojado

El mundo bipolar ahora es globalizado
el "sistema" continúa reclutando ganado
Love&Peace la más grande de las utopías
y los gays, chivos expiatorios de todo lo malo
vivimos en una sociedad excelsamente hipócrita

Muchos creemos aún en las alucinaciones de Lennon:
               ¡Imagine, Lucy is in the sky with diamonds!
Marilyn sigue siendo la más amada
y el gran logro de la era tecnológica:
                                                   estar i n c o m u n i c a d o s
Los hombres en su afán metrosexual, se han vuelto varones caricaturizados
de desodorizadas pieles lampiñas que desorientan al instinto
las mujeres ajustadas a la moda, cultoras de la apariencia y el qué dirán
olvidando su identidad, se parecen más a un marshmallows

Los Políticos, grandes depredadores de este tiempo
solo dejan caca a su paso
los violadores siguen absueltos, los delincuentes vulneran con metrallas y granadas

El Papa insiste en que el Amor es el Gran Poder de Dios

Mientras tanto, Alicia sigue masturbándose detrás del espejo
y tsunamis y terremotos quieren hacernos entender cuán equivocados estamos

Seguimos sin saber quiénes somos, mucho menos para dónde vamos

El Sol sigue ahí como un soldado
la Luna crece, se plena y mengua
no terminamos de ponernos de acuerdo, aunque a ello estemos condenados
... Bla, bla, bla, bla, bla
sigue lloviendo sobre mojado.


*


Se llamaba Luna

Yace ahí, naturaleza muerta sobre los adoquines
una mancha de hemoglobina rota, desparramada
oxidándose bajo los rayos del sol
- Se llamaba Luna, dice alguien como testigo
entre la muchedumbre curiosa.
Al fondo suenan las sirenas
y esa sensación de incertidumbre se pega al aire
a los postes de la calle, al semáforo y a las aceras.
Se respira una atmósfera alucinada
dormitada en el sopor de la costumbre
de lo extraordinario vuelto cotidianidad.


Emilia Lee (Maracay, 1964). Médico egresada de la  Universidad de Carabobo, especialista en Medicina Ocupacional y Medicina Tradicional China, Coach y PNL Practitioner Certificación Internacional. Actualmente directora y desarrolladora del Programa de Salud Entrenamiento Saludable para el abordaje integral del paciente crónico con herramientas de Coaching y PNL.Participó en talleres de Poesía dictados por Ramón Ordaz y Rodolfo Rodríguez patrocinados por La Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, en la isla de Margarita. En septiembre de 2012 organizó el Primer Encuentro Intercontinental del Club de las Poetisas, comunidad poética del Facebook de la cual fue integrante. En la actualidad forma parte del círculo de Poesía femenina Mujeres en Verso isla de Margarita junto a la poeta Magaly Salazar Sanabria participando en eventos culturales poéticos-musicales en la región insular desde el año 2013. Sus textos han sido publicados en los portales literarios El Faro de Chile, Poetas Hispanos, Poetas del Mundo, Poemas del Alma, y Circulo Latinoamericano de Escritores. Actualmente lleva los portales Vuelos de dragón y La mujer de abril.

Cuatro poemas de Enmanuel Núñez

(Kyle Thompson)

I
soy un viejo insomnio
hundido en la nostalgia

mi nombre ha sido esa cosa
que uso para habitarme.

Uso la cadencia oxidada de mis letras
como pretexto para prolongarme
como pretexto para alargar esta vida pasada

cíclica/oblicua/ovalada

mi cuerpo ha caído en este vacío
hurgando la tierra

raíces vencidas de mi comienzo

*


9

Bajo la mancha de acuarela
corre
como un eco distorsionado

MI salvación.

a Lula, infinitas gracias.
Mérida, 2017


*


Composición

He sido parido por el fuego.


Mi nombre se ha compuesto de la ceniza
distante/imperecedera/humilde
del fénix.

No sé cuánto de llama tengo
cuanto de chispa
si acaso Ardo
como las Venus en mercurio
como la pregunta
sencilla. Callada.

Sólo sé que me han parido a la intemperie
cubierto por las llamas del mundo
por su magma.

Estoy seguro de que mi madre
es un perpetuo incendio
que se extiende por la tierra
ascendiendo como finos hilos de agua
*por los pechos abiertos
*por las venas dilatadas
*por las vértebras polvorosas

de este cuerpo que no me pertenece
que se marcha a la obscuridad.


*


Tengo la fuerza de una luciérnaga herida
soy un descenso de electrones
de caracoles
que han hecho mi piel
el laberinto marítimo de la despedida.

Me ahogo.

Soy un océano vacío de esperanza
la fe se ha esfumado de mi nacimiento
de mi vida.
Me asusta el fuego que me rodea
los truenos van silenciando
poco a
poco
mi alteridad.
No me encuentro.
El golpe que me he dado contra los árboles
me ha dormido

Todo para confirmar que el silencio es una forma líquida de mi padre
de MÍ.

Que la palabra es una cárcel para el sentido común de los mortales
que los mortales carecen de palabras del sueño seguro
que carezco de sentido común y soy morta
como una existencia rota
entre claveles

Y
que a pesar de haber llegado al mundo
dentro de un suspiro
conozco más de una constelación de luciérnagas
Nunca conocí el tacto ajeno.
Cada forma que intentó palparme se quedó en etereidad
nada fue capaz
de sentirme
como mi YOEDAD me sentía
era polvo
magma
ceniza húmeda.

Las estratosferas no conocían su llanto desesperado


hasta el día en que arribó
y todo fue big bang
gravedad quasariana
nebulosas clandestinas
primavera plutónica

paz

de los girasoles que arden con la melancolía de los araguaneyes
que gimen con la tranquilidad de los bucares ardiendo
/ardiendo/ardiendo/ardiendo

Enmanuel Núñez (Trujillo, 1996). Escritor y estudiante de Literatura Hispanoamericana y Venezolana en la Universidad de los Andes. Ganador del VIII Concurso de Narrativa Joven Gustavo Díaz Solís con el relato “La Toma” (2017). Ganador de mención publicación en el II Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas (2017). Ganador del segundo lugar en las VIII Jornadas de Creación Literaria de la Universidad de Los Andes. Sus publicaciones aparecen en la revista digital Letralia, Antología Diver-s- edad(es) (2016), I Antología de micropoemas “Queridos Fantasmas” (España 2015), y I Antología de micropoemas “Nuestros Mayores” (España 2015).

Tres poemas de Anatomía del grito, Daniel Arella

(Arthur Rackham)

Estás sombrío

Poema
Estás más muerto que un santo 

            Poema 

Estás aguantando las lágrimas 

                        Poema 

Estás tronado en los árboles
 
                                    Poema 

Estás mentando madre a los cuervos 

                                                        Poema 

Estás asfixiando la luz del lunes 

                                                                          Poema 

Estás murmurando canciones de amor que nadie recuerda 

                                                                                                    Poema 

Estás violentando la blancura del ángel 

                                                                              Poema 

Estás volao partiéndote la crisma en el aire 

                                                                  Poema 

Estás cristal estás diamante 

                                                    Poema 

Estás embrujado caballo tormento del camino 

                                    Poema 

Estás plagado de dioses falsos: Poema: Ormún, Oñul, Azesal 

                      Poema 

Estas mierato cándido del fuero 

Poema 

Estás roncando la suerte del vendaval 

            Poema 

Estás olvido mariése calápida fugaz 

                        Poema 

Estás rotao laminio luminia delirio togonal 

                        Poema 

Estás sembrado Estás pal perro 

Estás de Sal


[Leonardo Lumen. “Coronación del Pico Bolívar en Yagé.
4978, 4 versos de altura”; 1: 00 p.m., 04 de junio del 2015 /Brasil]


*


En el precipicio del delirio lunas muertas escarban luz entre tus piernas
Sobre la arena un eclipse arranca de la hierba los minerales del sonido
Perfecta y arisca conseguiste verter el mundo en el espacio anterior a mis ojos
Silencio magia despierta flores oídos concéntricos
Espuma adivina sed del inicio andares vespertinos del templo
¡Cuando me ilumino así          si sabré yo que la carne es nube!
Desplegada sobre vientre hasta fin de marrucosa jacía
            Cuando volé de salta mía, por ti, ante miradas ánimas culeonas,
culeonsísimas, esperando el degolle
                                               La suma de sus trampas/ perpetradas
saladas, sangradas, por fin, hasta vencerme, ¡Oh, de cadencia y murial!
Santa pasión nervios enconados, encontrados/ nervios afilados por la trona
Afilados por la jauría de los estipes
borboteando en la coronilla de aquel santo presentido en tu mano
afilados hasta la hojilla de las estrellas mudas

Aquí crecen sinuosos despertares de simios ruinarios /bichos genitales oriundos
Aquí crece el delirio como árbol grande
Aquí crece ese clítoris /solo/ flotando como niño Jesús diminuto jugando a ser semilla
frente a su madre
¡Oh, cápsula rosada en donde el Principito maneja para ser lunar azul de la rosa!

Parricida, aúllame el clamor, que nunca acaba, que aquí los huevos se me derriten
Aquí el tormento es jardín manoseado y la dicha de librar la pena se me enjura

Violaste la culpa frente a niños relámpagos
babeando los huevos figurados después del martirio
Y si esta cabeza no es nido de culebras no es nada
es piedra donde se afila ese cuchillo tuyo
/mentida en el pozo/
acontecido de la piedra no puedo parar
de su soldadura de gérmenes fosfénicos–miríapodos–festivos
capaces de enaltecer la tuya pronta se me derrite el semen de las colubias
no puedo dejar de mirar en las columpias–ejércitas –columpias –de –verdad
groera puilgaba que pasó cuando men esta ciénaga
esta verdad de jillares prometidas/ millares de sorpresas
unas detrás de otras de piano constelado
así muiraré la canción de los vasos de los guijarros de los bichos
                                   mirará los ojos de gallos alfajores derretidos sobre el acoso de ser un 
delfado afán de promesa de kilo
ansiosos
luz final delicia capitulemos la muerte de la escala
la anaconda me desierta la voz           me calumnia su afán de vender mi viril espontaneidad
para lo muerto
para la electricidad de lo espeluznante recién nacido
en las manos del niño vivo
                                    por mis manos crecido
                                    por mis manos crecido
                      por mí quién sabe bendición de entonces
en tonalidades vinculantes de sangre viole
verdad /delicia del río
                       de arteria bajando atravesando el hombre de norte a sur de oeste a este
            de plano vencer la muerte
                       despacio
            como andrógino acariciando con su soledad el rocío del prado

                                                                 [Leonardo Lumen. La Nada Desnuda; 
3: 01 a.m., 8 de diciembre del 2015 /Colombia]


*

Escribir poemas es dar la cara 
Pero un poema no es todavía un rostro 
Y si es verdad que al loco lo traiciona el rostro 
Al poema lo traiciona la cara 
Y al loco lo traiciona el poema 
Y el poema los traiciona a todos 
El poema es cara o cara, no hay azar, eso es todo 
Cada arruga de ese rostro es un verso de ese poema 
Cada cicatriz de ese rostro en un verso de ese poema 
Cada marca de dolor de ese rostro es un verso de ese poema 
Cada cortada de ese rostro es un verso de este poema 
La nada no es la resignación perfecta 
La nada es la perfecta responsabilidad 
Nada de blanca ceniza 
Nube de amor sin soledad 
Perdida en la miel 
Es luz anterior a la luz 
No es ausencia 
Una colmena de relámpagos
Un cielo hecho de tierra
Es el espíritu que se hizo cuerpo y memoria para esperarte
     

[Antón Zsü. Monstruosidad de cielo en las cosas tilas;
6:20 a.m., 11 de abril del 2025 /Suiza]


                                               
Daniel Arella (Caracas, 1988). Poeta, narrador y ensayista. Licenciado en Letras mención Lengua y literatura Hispanoamericana y Venezolana por la Universidad de Los Andes. Tesista de la Maestría de filosofía por la misma casa de estudios. Ha publicado el poemario Al fondo de la transparencia (Editorial el perro y la rana, 2012); El loco de Ejido (plaquette Colección de poesía naciente venezolana Ojos de videotape lospoetasdelcinco editora, Santiago de Chile, diciembre, 2013). Ha sido merecedor en dos oportunidades (2009 y 2016) del Primer lugar del Premio DAES de literatura en la mención cuento (Universidad de Los Andes). En el 2015 recibió el XIX Premio Iberoamericano de Poesía por Concurso “Ciro Mendía” (Casa Municipal de la Cultura del Municipio de Caldas Departamento de Antioquia, Colombia) con su poemario Anatomía del grito. Poemas, cuentos y ensayos suyos han sido publicados en varias páginas webs y revistas digitales nacionales como internacionales: Cantera, Revista Casaviento, El Club de la Serpiente, Gente emergente, poetassigloveimtiuno Letralia, Afinidades electivas, Katharsis, La tribu de Frida, La ira de Orfeo, Cráneo de Pangea, Revista Poesía, Insilio, entre otras.