Cuatro poemas de Andrea Paola Hernández

(Marcel Mariën)


SE HIZO LA LUZ

ser mujer es ser máquina
escáner y fotocopiadora
dar a luz es necesario
bendición y sacrificio

sabrás que está embarazada
cuando tenga una panza cuadrada
de su vagina emane tinta
su vientre se parta en dos y saque palabras
su hijo está hecho de células / un retrato de vidas pasadas
la pelvis se
a
    b
  r
     e
tiene forma de corazón que se abre
emana ríos / lagos / mareas
lágrimas hechas de agua de vida
por las piernas le corre el alma
fragmento suyo que regala al mundo
que se nutre de otros espíritus
tan humano
natural
animal
el mundo agradece

la gente corre quiere ver al niño
es un cuerpo por eso lo leen
inhalando encima ni ella lo entiende
la condición de madre no trae diccionario


*


SUSPENSIÓN


*


CÍRCULOS

el consuelo está en la exploración de tus cavidades
me vuelvo arqueóloga / minera / exploradora
excavo / recojo / reconstruyo
trato de detener maremotos con mis muñecas
celebro el constante descubrimiento de especies
de aire y fuego cosas que suben
pudo haber caído Troya en nombre de tus cuevas
ni siquiera Verne se inventaría esta flora
que se extiende orgullosa entre tonos magenta
hecha sólo de sal y desmesura
“no pares”, dices
“no dejes
de explorar”.


*


RAÍCES

madre, ¿por qué nunca me encerraste?
madre, ¿a dónde te fuiste sin cautela?
madre, ¿seré esta yo?
¿seré esta la que contuviste durante 192 lunas?
soy rama soy raíz soy manglar
                ¿soy?
                soy rizos que descienden hasta mis tobillos / soy pestañas pegadas por el salitre
y si de raíces se trata las mías son de mangle
            los brazos de yemayá besan mi dorado palaa


                         ahogada por el relámpago del catatumbo sobre el río oggún 
                         alcanzo a maléiwa en sus brazos misericordiosos
                                                me siento sobre sirumas y me rio con la brisa
madre estas raíces no se pegan a nada
madre tu angustia no se quita con nada
                                               quedamos la orisha y yo 
                                                somos yemayá y yo
                                                somos caracoles de lustre y jimés del cuello



madre, cuando yo me muera
madre, que me hagan de agua
madre, que me hagan de alga
madre, que me hagan lago
madre, que me hagan espuma
madre, que me hagan azul
madre, que ya soy un verbo
y vine inundada de bruma.


Andrea Paola Hernández (Maracaibo, 1995). Actriz y cineasta. Estudia Teatro en la Universidad Nacional Experimental de las Artes. Coordinadora Editorial en la sección de narrativa de la revista digital Digo.Palabra.Txt. Fundadora del Centro de Estudios de Género en la Universidad Simón Bolívar. Obtuvo el primer lugar en el Concurso de Cuentos «José Santos Urriola» en 2014 y el segundo lugar en el 1er Concurso Physis para Jóvenes Poetas en 2017. Forma parte de la antología poética «Amanecimos sobre la palabra»(2017) publicada por Team Poetero. Administra un blog titulado Insapiencias en andreapaolahernandez.wordpress.com y ha colaborado con diversas revistas digitales como Digo.Palabra.Txt, ERRR-Magazine y Canibalismos, así como los fanzine “Bipolar” (Caracas) y “El Higo” (Madrid). Forma parte de la antología audiovisual “Página = Pantalla” reunida por Francisco Catalano. Textos suyos también han aparecido en Verbigracia (El Universal) y Papel Literario (El Nacional).

Las aguas están al Este, un poema de Flora Francola




Se exilian de todas las ciudades
de todos los países
y aman las imágenes de los barcos.
Cristina Peri Rossi


Uno sabe lo que es cambiar de casa,
hacer maletas, embalar cajas
uno aprende la nueva dirección,
numeración y calles.
Se recuerda cada noche en el terminal
manchas de aceite, motores diesel
esperando el bus de regreso.
El color del piso de cada habitación, como olía cada cocina
café con leche, café cerrero
uno recuerda el escalón de la puerta trasera
que marcó esa herida común:
los cuatro puntos en la barbilla
a los 4 años
el cuarto escalón.
Uno sabe desde chico los puntos cardinales
por el Este sale el sol, por el Oeste se esconde
el lago esta a la derecha
al norte el Mar Caribe.
Cuando digo de estos años, las estaciones
me desorientan, es casi decir
perdí el mapa, el oriente
el Rio está aquí, al mismo punto cardinal
las aguas están al Este.
Que cuando comenzó el otoño
estuve desorientada
desbalanceada.
Y no se si recuerdo tanto
olvido poco
o extravié el dibujo de un papelito
de una dirección que quizá no exista.


Flora Francola (Maracaibo, 1988). Artista visual, migrante, semionauta. Ha vivido en Maracaibo, Maracay, Valencia y Buenos Aires (hasta ahora). Fabrica barcazas destinadas al naufragio, ilustra poemas propios y prestados en flora-francola.tumblr.com

Cuatro poemas de Diana Moncada

(Johan Barrios)

Sueño #13

Embarqué sobre mi barco acribillado
entre la viscosidad de una marea extraña
hubo semen en el lugar contrario
su caudal rasgando mi entrepierna
Fue mi trofeo o mi despojo
mi cuerpo copulando como una serpiente besando su cola
la ambigüedad de un sexo eyaculando las entrañas del mundo
la paradoja de ser una en lo otro,
el cielo jugando a ser el mar.


*


Memorias

Me gusta sentir mi cabeza colgar durante el sexo
Respirar entre cruces
Sentir el final arrastrarse hasta mi lengua
Saberme al borde,
casi muerta, casi rota, casi diosa
lamer el vértigo de perderse
olvidarme
hurgar en la memoria del otro lo que no encuentro en la mía


*


La negritud de un lejano caballo ha traspasado mi temblor nocturno
he sostenido mi espinazo apenas con la soga de un corroído recuerdo
el sueño se erige sobre mis ojos como un oráculo de muerte
mi rostro huye
le he tramado una terrible artimaña
he tocado el hueso del grito
y heme aquí lavando mis senos con el agua turbia de la boca de los lobos
Arrastro mi desespero mi desconocimiento
estoy en el umbral de una tentadora puerta
me hallo ante el túmulo de luz salvaje
me prometo habitar las carnes rotas
me prometo el cuerpo
me prometo abrir la cáscara andrógina
            ser mujer-hombre
            lamer y lacerar un solo vientre. Ser mi hija y mi madre
            parir entre el moho relucientes cabezas y olvidarlas.
           Olvidarme
           Habitarme de forma absoluta y luego arrojarme de mi misma.

Me espanta esta hambre y esta carencia
y me espanta no sentirla cada día
El tiempo fue tiempo hasta que se detuvo ante mi sexo
La soga está frágil
hay dientes, cuchillos y garras devorando parajes y cielos
la soga está frágil y ya no quiero sostenerla
duele, duele el retorno
mi cuerpo se inmola se desgaja se lacera
la soga está rota
las ruinas laten sobre el sol


*


Soy yo que canto. Olvida que soy tu presa
                                                              Floriano Martins

Habito en el delirio borroso del que me sigue soñando.
Sigo siendo la demencia alojada en esos ojos dormidos
la presa del ave perdida
que me busca en el dolor de su ceguera
susurrándome oraciones inútiles
que intento atajar en esta fiebre de creer
de sabernos.
Yo le busco también
le busco
pero no puedo soñar
he despertado para siempre
y la muerte comienza
cuando los ojos se abren.


Diana Moncada (Caracas, 1989) Poeta y periodista cultural. Autora del poemario Cuerpo crepuscular (2015) que resultó ganador en el Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila en el año 2013 y del poemario inédito Los derrumbes (2017). Prologuista del libro Al filo de Miyó Vestrini del sello editorial independiente Letra Muerta. Ganadora de una mención en el I Concurso Nacional Rafael Cadenas de poesía joven (2016). Columnista de la revista brasileña Philos. Su trabajo periodístico ha sido publicado en diferentes medios de comunicación venezolanos. Administra el blog Pasajera en trance en la web colaborativa peruana La Mula. Actualmente reside en la ciudad de Lima.