Cuatro poemas de Jorge Morales


(Greg Dunn)

Anoche grité en Caracas


Anoche expulsé un demonio que habitaba mi garganta
y los muchachos bajaron
pero no lo atraparon             pero les dio igual su virulencia
la juventud que engendró nuestra fuerza
nos hizo brincar desde la Libertador a la Boyacá
impulsados por influjos necios en las arterias
y nos encendieron en fuego
y nos apagamos al amanecer
y se fueron varias mujeres a rezar
y gritamos donde una viuda perdió a su hijo

Aunque lo intentamos
no encontramos una vuelta a casa         pertenecíamos al olvido
y en nuestros huesos las ciudades se marcaban
una tras otra en la tarde que las creábamos
                        y no era otra que Caracas
                        pero no era ninguna Caracas
sólo era un grito que liberó un demonio
la juventud desarrollando las pieles animales de nuestras noches
y de nuestros días hacíamos canibalismo químico
ingiriendo una y otra vez nuestro oxígeno
sin dejarles tiempo para que nos escucharan

los amigos y yo indudablemente nos quedamos
sin calle
sin noches
sin Caracas y
                           sin gritos

es lo que tiene la vejez

es lo que sucede con los fantasmas

*

M.G.

Hoy, como cualquier otro día, tengo la sospecha de que ella ha desaparecido
lo sé
es imperante la necesidad de llenarme las manos de su tierra
              (de hacerme a su imagen y semejanza)
destruir los templos que crecieron en mis heridas
y querer donde nada ha crecido, donde nadie la ha amado

ella ha desaparecido
lo sé

en las grietas que forman su despedida se ha formado una cicatriz
una formación metaplásica
de lágrimas, ácido y olvido

ella ha aparecido
no sé si pasó lo mismo conmigo

*

Hipoxemia

Madre, no sé si de tus manos nace el silencio
que habita en mis pulmones
pero estoy seguro que más allá de nuestro abrazo
hay una costa que nos guarda el tiempo
son las voces
quizá las risas
o pudiera ser esta falla cardíaca que es
dejar salir el aire viciado de las heridas en el pecho
el café que tomamos para olvidar rostros
o la virtud de tenernos en los brazos
como marcas anhelantes de estrellas
como nadie más lo puede hacer
dentro del firmamento guardado en tus manos de silencio

*

Hipercapnia

Nadie me ha avisado que el torrente escarlata se ha secado
ni que vine a visitarme
ni que me fui a ver el límite de nuestros ojos

nadie avisó que nos envenenaron las olas
eléctricas
que mecían las neuronas cargadas de hastío

se nos olvidó visitar el despojo que nos dieron un día
y por eso casi nos llenamos de miedo
a caer en este torrente que se ha secado justo delante de mis venas

(nadie nos ha avisado que nos encontramos)
el naufragio de nuestro cuerpo
enterró alucinaciones donde nos comenzaba a doler el viento


Jorge Morales (Santa Ana de Coro, 1995) Autor de los poemarios “Escribiendo en Tierra de Nadie” (2016), “Peregrina de Vidas” (2015), “Alma” (2015), “Ciudad del Sur” (2016) y “Reflejos Cotidianos” (2017); como narrador es autor del libro de cuentos “Cirqueros, Gitanos y Embusteros” (2017). Parte de su trabajo ha sido incluido en numerosas antologías en España, Argentina y México. Preside desde 2017 la junta editorial de la Revista Literaria Awen y se desempeña como editor digital en Ediciones Palíndromus.

Tres poemas de Andrés Belalba Barreto

(Karolis Strautniekas)

Lo que vive en el interior de la grieta 

Una vida secreta se va formando en la grieta
porque no todo es separación en esa abertura
en esa distancia se pueden percibir otras realidades
nuevos nacimientos a pesar de estar cercados por el odio
y por más que ese espacio sea cubierto algo seguirá sucediendo
allí surgirán momentos de lucidez y belleza
que se podrán percibir dentro de esa oscuridad.


*


El ofrecimiento de la diferencia que nos hará afines 

¿Hasta cuándo podemos retener
el ofrecimiento de la diferencia que nos hará afines?

Las heridas mal cerradas de la historia nos asechan
la dictadura de la palabra de Dios nos cerca
el magnetismo de la nada nos arrastra.

Ir a lo profundo no es escondernos
ir al vacío no es precipitarnos
es trascender
que los colores no pueden dividirnos
porque cuando se mezclan, se aceptan y nacen otros colores.

Admitamos el discurso íntimo
que despeje la neblina de las apariencias
ignoremos el latido de los tambores de las guerras
levantemos los ojos aunque mirar duela
ignoremos los gritos del hombre y escuchemos la voz de las mujeres.

¿Hasta cuándo podemos retener
el ofrecimiento de la diferencia que nos hará afines?


*

Salgamos

Salgamos de las sombras de los muros,
de nuestros nombres,
de la neblina de los espejos,
del pasado de nuestros ojos.

Salgamos de la indiferencia,
del mito del hombre,
del ruido para crear nuevos silencios,
de la dictadura de la imagen.

Salgamos como caballos salvajes y hermosos,
de la tierra fértil,
del tiempo estancado,
del luto de la humanidad.

Salgamos
de los ídolos,
de las repeticiones,
del odio,
de la intolerancia.

Salgamos del inconsciente,
de los instintos domesticados,
de las camisas de fuerza invisibles,
de la oscuridad del pensamiento.

Salgamos del hueso de la palabra,
de la carne viva del verso,
del saber para regresar a la ignorancia fundamental,
de lo hondo de la mirada.

Salgamos del molde y volvamos a ser barro,
del mar y volvamos a ser gota, para luego llover de nuevo,
de la embriaguez y volvamos al licor,
de la corteza para ofrecer el néctar.

Salgamos de lo profundo,
de las ecuaciones simples,
del vacío que esconde tu puño,
de la costra que maquilla la herida.

Salgamos de las iglesias,
dejemos de rezar y comprobemos el milagro de la vida sin dioses,
salgamos de los ataúdes de nuestros cuerpos esclavos,
de la fe del creyente y entremos a la fe de lo desconocido.

Salgamos a luchar contra los predicadores del miedo,
contra los gestores de la realidad,
contra los poderes que operan de forma anónima.

Salgamos para nutrir las raíces de la poesía
y así avanzar por un camino plural.


Andrés Belalba Barreto (1981) Poeta venezolano exiliado voluntariamente en Barcelona, forma parte del colectivo Biolentos Poesía al Rescate, asiduo a micros abiertos como el Magin y Reversos Infames Participó en el Festival de Poesía Oreig 2014, el 5º Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez entre otros. Sus escritos aparecen esporádicamente en revistas como BcnMes y Revista Madriguera, Poesía Alcanza. Fue uno de los protagonistas del documental actos poéticos de Gabriela Arellano. Publicó el poemario Poemas de mi propio bolsillo, con la editorial Karakartón.

Tres poemas de «Caravana» de Víctor Manuel Pinto

(Lorien Sequera)

Expiación

Creo poca mi maldad,
pero es tanto el dolor
y es tan poco en mí
lo que ofrendo a los otros

Creo llevarte por las crines
hasta que me da en la cara tu herradura.

Tiempo, dame un poco de tu olla
que hoy no muerdo de lo malo
y eso me alegra tanto.

Así debe ser la naranja
cuando empieza a alumbrar entre las hojas.


*


Aprendiz

Quise ser un hombre,
un buen hombre
que entendiera a mi padre
y su mezclar de tierra
con nuestra carne.

Y con mis hermanos fui la obediencia,
serví a los ritos y sacrificios
hasta que vino eso...
¿Cómo era que olían sus escamas?

Y me estiró el cuello con una caricia,
y me convirtió en una garza,
una bella garza
con linaje de las aves del principio.

Y qué desespero hay en todo esto
Padre,
y qué lejos tengo ahora
la cabeza del corazón.


*


Cruz de carretera

No es la curva la que mata sino el sueño.

Una vía así de fácil, acomodados en nosotros
es la ilusión de la rectitud.

Bájame de mí,
cúrvame a la espalda un saco de pan
que deba ofrecer en todas partes
hasta que el cuerpo se enderece.

Cuando se amolde el aire en mí
no lo retendrá mi temor
y pasaré sonriendo por los barrancos.


Victor Manuel Pinto (Valencia, 1982)  Poeta, editor y profesor universitario. Jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, donde dirige la revista Poesía, imparte talleres de teoría y creación poética, y es Coordinador del Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo. Ha publicado los libros: Aldabadas (Editorial El Perro y la Rana, 2005, Premio Certamen Mayor de las Artes y las Letras del CONAC),  Mecánica (Ediciones Poesía, Universidad de Carabobo, 2006, Premio Internacional de Poesía Ciudad de Valencia), Aprendiz de la Carne (Premio I Bienal de Poesía Eduardo Sifontes, 2007), Caravana (Ediciones Separata, Universidad de Carabobo, 2010), Voluntad para no matar (Ediciones ICUM, 2011), Poemas reunidos 2005 – 2011 (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2012),  y Quieto (Kavrial Editores Independientes, 2014). Ha participado en festivales nacionales e internacionales de poesía. Poemas suyos han sido traducidos al árabe, alemán, inglés, portugués, e italiano. Parte de su trabajo también se encuentra publicado en las antologías: Amanecieron de Bala (Editorial El Perro y la Rana (2007), Antología de poesía joven Venezolana  (Liu Printing Press, Lebanon International University, 2009) Resistencia en la Tierra (Editorial Ocean sur, Chile, 2014).

Dos poemas de José Miguel Navas

(Vincent van Gogh)

Torso fragmentado

I

No llegaban los nietos
pero sí las lluvias de abril
el anhelo no era mío sino de los míos
mi herencia fallaría
y mi padre lo supo
el día que mi odio se volvió hombre
faltaban los años
y me sentía muerto
la gente me hablaba de esposas
de mujeres que jamás besé
me encerraba
Temía que la pregunta se hiciera desdicha
un día pregunté a los amigos de mi padre
si mis hijos podrían ser libros
a los poetas les gusta a veces ser celebrados por los mortales
porque fuera de uno
la injusticia del habla
me deja mudo
y mi verdad
solo sale a medio labio


II

Me he vuelto inmune
a los deseos de mi Padre
a la ética de los vecinos
que mi verdad sea mi mentira
que me tomen por trepador
que el amor sea una fábula,
mi cuerpo es la desdicha de las mujeres
los hijos que tuve
serán el polvo de los estantes
mar que habito sin conocer su fin


III

La noche ya no es el lugar del silencio sino de todos los ruidos
en ella soy todos los hombres
aparecen dibujados en mi pared los gritos de mi Padre
mi esperanza es la taza de té
mis pies me atan
permanezco perenne a la terquedad
es un falso sol el que me alumbra
aparecen los signos de la paradoja
es el día el silencio más contundente de mi vida
la gente es silencio, me calmo
el ruido está lleno de silencio
le temo al aire, pero más le temo a quien lo respira
llega la noche y con ella el ruido
los hombres aparecen con espadas
hechos de recuerdos
de culpas
parecen muchos padres
intento huir pero intuyo salidas en falso
esta vez la salida no es la puerta de la casa sino uno mismo


IV

Mi sangre es la quimera de los pájaros
los ángeles son hombres que habitan mi noche
ellos molestan mi ser
la mujer que soy
son tus hombres
esos malditos sabios
Que son todos los cuerpos


*


Esteban corre

I

Elegimos un lugar para huir
para enfrentarnos a nosotros mismos


II

Subimos las escaleras del hotel
avergonzados
detrás el mundo y su juicio
delante la verdad
sobre los pecados de la ciudad


III

Nos vencemos
estamos arruinados
somos la minoría en una historia
pasamos ocultos por el mundo
quedamos suspendidos en los bares del centro
nosotros el germen que nos tienta
esta vastedad
una isla contenida
tierra enferma
probamos la orilla
y acabamos en ella

de Esteban corre (2017)

José Miguel Navas (Valera, 1992). Poeta y licenciado en Comunicación Social mención Periodismo Impreso. Ha publicado los poemarios La Próxima textura (2014), La Rosa Abstracta (2015) y Esteban corre (2017). En 2015 fue invitado a la Feria Internacional del libro de La Habana. Es facilitador de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Actualmente, se desempeña en Nsb. Editores.

Selección «Entre barrigas repletas y flores» de Víctor Valera Mora

(Karen Strike)

2

La vida es dura
ingéniatelas sutilmente
y baja las persianas de la voz
diciendo lo necesario
para no complicar
para no herir susceptibilidades
para no socavar los intereses del lucro
Baja la guardia de los relámpagos
para que la tormenta no se desate

*

Por qué diablos, ponerse uno a llorar

He llegado tarde al reparto de los panes.
He llegado un poquito después de quien me fue invitando.
Hoy con mi peso y estatura
y unas ganas terribles de sentarme a comer
sin modo con qué hacerlo.

Hay razón,

pero no puedo asolarme en la aceras
a llorar con la cabeza entre las manos.
Jueves exactamente a una y cuarto de esta agonía
en «Los Núñez» el señor presidente
debe tener ya la barriga repleta.

El cardenal en palacio con su barriga repleta.
Los social cristianos ahítos de carne humana.

Banqueros empresarios gerentes usureros
con las barrigas rebosantes de plenitud
acariciando el orgullo del cigarrillo
y entonando, todos, loas al cielo:
—«Oh qué hermosa es la vida».
—«Cuánto nos queda por vivir».

Pero no es solamente en mis asuntos
donde aletean voces hambrientas.
No soy yo solamente.
Somos miles y miles de desempleados,
millones de campesinos sin tierra,
los obreros recibiendo su salario de miseria
al final de cada jornal de muerte.

Entonces, digo, aquí mismo,
—Por qué diablos, ponerse uno a llorar,
si no estamos solos a una y cuarto, exactamente.

*

Aun en medio de la más terribles tormentas

Aun en medio de las más terribles tormentas
siempre he optado por defender la dignidad de la poesía
Volverla a sus orígenes
A su deslumbrante cuchilla de muchos filos

*

Corona de flores son cruces

a la memoria de doña Elena
No hagan eso con las flores
No molesten a las flores
No corten esas flores
Por lo que más quieran
déjenlas tranquilas ahí
Las flores ya saben leer
y el viento no lo sabe

*

8

Es absurdo es aburrido
levantar murallas de soles y estrellas
en defensa del hombre y sus combates
pero repetir hasta el infinito
«me celebro en el espumoso deseo
como una deidad exorcizada y sola»
sí es poético
irresistiblemente poético
entonces
sed indulgente con la poesía
y seguid velando desde las aguas negras

*

Esta selección se extrajo de la Nueva antología Víctor Valera Mora 
publicada por Monte Ávila Editores Latinoamericana (2011).

Víctor Valera Mora (Valera 1935 - Caracas 1984). Poeta y sociólogo perteneciente a la Generación del 58 y parte de la Pandilla de Lautréamont. Se desempeñó en cargos de la Universidad de Los Andes y del Consejo Nacional de la Cultura. Fue autor de los libros Canción del soldado justo (1961), Con un pie en el estribo (1962), Amanecí de bala (1971), 70 poemas stalinistas (1979), y Del ridículo arte de componer poesía, libro póstumo (1979-1984). Obtuvo el premio de poesía del Consejo Nacional de la Cultura (1980).