El mar/ La noche, tres poemas de Paola Valencia Villalobos

(Collen Parker)
(A) Primavera

Al pájaro atrapado en tus ojos


Eres la lluvia en mi noche sin estrellas
Eres el cielo y has convertido el azul en un abismo de símbolos.
Todo te nombra
Hasta el movimiento lento de los planetas tiene tu rostro
Y robo las flores de un jardín secreto
Porque creo en tu sonrisa como creo en el sol.

Eres el fuego de una palabra imposible quemando mis labios
Y me quemas/ me quemas.
Eres la tormenta con su ruido de tambor
Y tu cuerpo es el temblor que me habita.

Sabes el origen de lo que estalla
Arrastras todo en mi pecho
Haces-deshaces-rehaces-vienes y vas
Oigo tus olas cada instante si cierro los ojos
Y luego sostengo tu voz en mi oído como un enigma.

Te veo hasta en el nacimiento del agua
Y descubro eres el atardecer que me observa
Eres la canción del alba que limpia mi cuerpo de la noche
Eres el fuego en una primavera de girasoles sobre el mar
Y mi pensamiento te pertenece.


*


(B) Invierno


No sabría decir con nombre de pájaro las cosas que he dicho en la lengua del amor…


I

(Pasa a un camino inhóspito y se encuentra frente al mar)


Deseo una carne preciosa de jazmines revelándome la lluvia de su sexo

Opuesto caracol enmarcando la isla de cronos al frente siempre al frente dos montañas tendidas y hastiadas en sí mismas

Pero que la noche pasada no oiga esa canción porque no creería entregada a su hija en el
llanto

Y la boca de los perros regocijada en su boca desnuda entregada y vencida anhelo su cintura
de jazmines a través del cuerpo indeciso del caracol

Donde la sangre conmovida da un paso hacia atrás y desmitifica lo sagrado

Lluvia lluvia perdida y violenta dentro del mar como cueva pequeña y cama de la muerte

Sed sed del otro ahogándose en el yo

Hasta encontrarse con su propio reflejo         siempre

y la espalda volteada en la otra espalda que rechaza rehúye la muerte y se apaga

pero por dentro del alba todo es baile y es canto

y el alba vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y al final se apaga    por última vez.

Deseo un triste jardín donde he dejado mis pedazos.


*


III

No sabría decir con nombre de pájaro las cosas que he dicho en la lengua del amor

No soy fuego     burbujeando detrás del canto del ave ni llamo a los astros invisibles de la canción pasada

Solo me quedo donde antes estuvo el mar y la noche     y ahora es vacio terco de la lluvia en
mis oídos.

     Mi amor fue aquella cuadra marina de amarillas flores

                  Y no me contuve a devorarlas en la imagen perfecta del beso

                           Fui fuego y oí planetas crepusculares en los ojos de mi amado.

Y no,

No quiero nombrar las cosas que han pretendido retirarse len-ta-men-te

El inútil avance del odio a través de la puerta cerrada del jardín,

Y no

No pretendo bosques incendiarios donde ha llovido durante meses hasta quemarme los ojos.

Deseo un triste jardín donde he dejado mis pedazos.

Paola Valencia Villalobos (Maracaibo, 1997). Estudiante de Letras en La Universidad del Zulia. Con su libro Memoria de pájaros le es otorgado el XVIII Premio Nacional de Poesía Joven "Lydda Franco Farías" (Casa de las letras Andrés Bello, 2015), y con el poema En el fondo obtiene el primer lugar mención poesía del I Festival de poesía Cuento Con Vos (Gobernación del estado Zulia y Biblioteca pública del Zulia, 2016). Su trabajo ha sido publicado en revistas y fanzines tanto físicos como digitales. Recientemente forma parte de la  Antología de poesía joven y reciente venezolana Amanecimos sobre la palabra, selección realizada por Oriette D'Angelo (Team Poetero, 2017).

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