Cuatro poemas de Jorge Morales


(Greg Dunn)

Anoche grité en Caracas


Anoche expulsé un demonio que habitaba mi garganta
y los muchachos bajaron
pero no lo atraparon             pero les dio igual su virulencia
la juventud que engendró nuestra fuerza
nos hizo brincar desde la Libertador a la Boyacá
impulsados por influjos necios en las arterias
y nos encendieron en fuego
y nos apagamos al amanecer
y se fueron varias mujeres a rezar
y gritamos donde una viuda perdió a su hijo

Aunque lo intentamos
no encontramos una vuelta a casa         pertenecíamos al olvido
y en nuestros huesos las ciudades se marcaban
una tras otra en la tarde que las creábamos
                        y no era otra que Caracas
                        pero no era ninguna Caracas
sólo era un grito que liberó un demonio
la juventud desarrollando las pieles animales de nuestras noches
y de nuestros días hacíamos canibalismo químico
ingiriendo una y otra vez nuestro oxígeno
sin dejarles tiempo para que nos escucharan

los amigos y yo indudablemente nos quedamos
sin calle
sin noches
sin Caracas y
                           sin gritos

es lo que tiene la vejez

es lo que sucede con los fantasmas

*

M.G.

Hoy, como cualquier otro día, tengo la sospecha de que ella ha desaparecido
lo sé
es imperante la necesidad de llenarme las manos de su tierra
              (de hacerme a su imagen y semejanza)
destruir los templos que crecieron en mis heridas
y querer donde nada ha crecido, donde nadie la ha amado

ella ha desaparecido
lo sé

en las grietas que forman su despedida se ha formado una cicatriz
una formación metaplásica
de lágrimas, ácido y olvido

ella ha aparecido
no sé si pasó lo mismo conmigo

*

Hipoxemia

Madre, no sé si de tus manos nace el silencio
que habita en mis pulmones
pero estoy seguro que más allá de nuestro abrazo
hay una costa que nos guarda el tiempo
son las voces
quizá las risas
o pudiera ser esta falla cardíaca que es
dejar salir el aire viciado de las heridas en el pecho
el café que tomamos para olvidar rostros
o la virtud de tenernos en los brazos
como marcas anhelantes de estrellas
como nadie más lo puede hacer
dentro del firmamento guardado en tus manos de silencio

*

Hipercapnia

Nadie me ha avisado que el torrente escarlata se ha secado
ni que vine a visitarme
ni que me fui a ver el límite de nuestros ojos

nadie avisó que nos envenenaron las olas
eléctricas
que mecían las neuronas cargadas de hastío

se nos olvidó visitar el despojo que nos dieron un día
y por eso casi nos llenamos de miedo
a caer en este torrente que se ha secado justo delante de mis venas

(nadie nos ha avisado que nos encontramos)
el naufragio de nuestro cuerpo
enterró alucinaciones donde nos comenzaba a doler el viento


Jorge Morales (Santa Ana de Coro, 1995) Autor de los poemarios “Escribiendo en Tierra de Nadie” (2016), “Peregrina de Vidas” (2015), “Alma” (2015), “Ciudad del Sur” (2016) y “Reflejos Cotidianos” (2017); como narrador es autor del libro de cuentos “Cirqueros, Gitanos y Embusteros” (2017). Parte de su trabajo ha sido incluido en numerosas antologías en España, Argentina y México. Preside desde 2017 la junta editorial de la Revista Literaria Awen y se desempeña como editor digital en Ediciones Palíndromus.

Tres poemas de Andrés Belalba Barreto

(Karolis Strautniekas)

Lo que vive en el interior de la grieta 

Una vida secreta se va formando en la grieta
porque no todo es separación en esa abertura
en esa distancia se pueden percibir otras realidades
nuevos nacimientos a pesar de estar cercados por el odio
y por más que ese espacio sea cubierto algo seguirá sucediendo
allí surgirán momentos de lucidez y belleza
que se podrán percibir dentro de esa oscuridad.


*


El ofrecimiento de la diferencia que nos hará afines 

¿Hasta cuándo podemos retener
el ofrecimiento de la diferencia que nos hará afines?

Las heridas mal cerradas de la historia nos asechan
la dictadura de la palabra de Dios nos cerca
el magnetismo de la nada nos arrastra.

Ir a lo profundo no es escondernos
ir al vacío no es precipitarnos
es trascender
que los colores no pueden dividirnos
porque cuando se mezclan, se aceptan y nacen otros colores.

Admitamos el discurso íntimo
que despeje la neblina de las apariencias
ignoremos el latido de los tambores de las guerras
levantemos los ojos aunque mirar duela
ignoremos los gritos del hombre y escuchemos la voz de las mujeres.

¿Hasta cuándo podemos retener
el ofrecimiento de la diferencia que nos hará afines?


*

Salgamos

Salgamos de las sombras de los muros,
de nuestros nombres,
de la neblina de los espejos,
del pasado de nuestros ojos.

Salgamos de la indiferencia,
del mito del hombre,
del ruido para crear nuevos silencios,
de la dictadura de la imagen.

Salgamos como caballos salvajes y hermosos,
de la tierra fértil,
del tiempo estancado,
del luto de la humanidad.

Salgamos
de los ídolos,
de las repeticiones,
del odio,
de la intolerancia.

Salgamos del inconsciente,
de los instintos domesticados,
de las camisas de fuerza invisibles,
de la oscuridad del pensamiento.

Salgamos del hueso de la palabra,
de la carne viva del verso,
del saber para regresar a la ignorancia fundamental,
de lo hondo de la mirada.

Salgamos del molde y volvamos a ser barro,
del mar y volvamos a ser gota, para luego llover de nuevo,
de la embriaguez y volvamos al licor,
de la corteza para ofrecer el néctar.

Salgamos de lo profundo,
de las ecuaciones simples,
del vacío que esconde tu puño,
de la costra que maquilla la herida.

Salgamos de las iglesias,
dejemos de rezar y comprobemos el milagro de la vida sin dioses,
salgamos de los ataúdes de nuestros cuerpos esclavos,
de la fe del creyente y entremos a la fe de lo desconocido.

Salgamos a luchar contra los predicadores del miedo,
contra los gestores de la realidad,
contra los poderes que operan de forma anónima.

Salgamos para nutrir las raíces de la poesía
y así avanzar por un camino plural.


Andrés Belalba Barreto (1981) Poeta venezolano exiliado voluntariamente en Barcelona, forma parte del colectivo Biolentos Poesía al Rescate, asiduo a micros abiertos como el Magin y Reversos Infames Participó en el Festival de Poesía Oreig 2014, el 5º Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez entre otros. Sus escritos aparecen esporádicamente en revistas como BcnMes y Revista Madriguera, Poesía Alcanza. Fue uno de los protagonistas del documental actos poéticos de Gabriela Arellano. Publicó el poemario Poemas de mi propio bolsillo, con la editorial Karakartón.

Tres poemas de «Caravana» de Víctor Manuel Pinto

(Lorien Sequera)

Expiación

Creo poca mi maldad,
pero es tanto el dolor
y es tan poco en mí
lo que ofrendo a los otros

Creo llevarte por las crines
hasta que me da en la cara tu herradura.

Tiempo, dame un poco de tu olla
que hoy no muerdo de lo malo
y eso me alegra tanto.

Así debe ser la naranja
cuando empieza a alumbrar entre las hojas.


*


Aprendiz

Quise ser un hombre,
un buen hombre
que entendiera a mi padre
y su mezclar de tierra
con nuestra carne.

Y con mis hermanos fui la obediencia,
serví a los ritos y sacrificios
hasta que vino eso...
¿Cómo era que olían sus escamas?

Y me estiró el cuello con una caricia,
y me convirtió en una garza,
una bella garza
con linaje de las aves del principio.

Y qué desespero hay en todo esto
Padre,
y qué lejos tengo ahora
la cabeza del corazón.


*


Cruz de carretera

No es la curva la que mata sino el sueño.

Una vía así de fácil, acomodados en nosotros
es la ilusión de la rectitud.

Bájame de mí,
cúrvame a la espalda un saco de pan
que deba ofrecer en todas partes
hasta que el cuerpo se enderece.

Cuando se amolde el aire en mí
no lo retendrá mi temor
y pasaré sonriendo por los barrancos.


Victor Manuel Pinto (Valencia, 1982)  Poeta, editor y profesor universitario. Jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, donde dirige la revista Poesía, imparte talleres de teoría y creación poética, y es Coordinador del Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo. Ha publicado los libros: Aldabadas (Editorial El Perro y la Rana, 2005, Premio Certamen Mayor de las Artes y las Letras del CONAC),  Mecánica (Ediciones Poesía, Universidad de Carabobo, 2006, Premio Internacional de Poesía Ciudad de Valencia), Aprendiz de la Carne (Premio I Bienal de Poesía Eduardo Sifontes, 2007), Caravana (Ediciones Separata, Universidad de Carabobo, 2010), Voluntad para no matar (Ediciones ICUM, 2011), Poemas reunidos 2005 – 2011 (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2012),  y Quieto (Kavrial Editores Independientes, 2014). Ha participado en festivales nacionales e internacionales de poesía. Poemas suyos han sido traducidos al árabe, alemán, inglés, portugués, e italiano. Parte de su trabajo también se encuentra publicado en las antologías: Amanecieron de Bala (Editorial El Perro y la Rana (2007), Antología de poesía joven Venezolana  (Liu Printing Press, Lebanon International University, 2009) Resistencia en la Tierra (Editorial Ocean sur, Chile, 2014).

Dos poemas de José Miguel Navas

(Vincent van Gogh)

Torso fragmentado

I

No llegaban los nietos
pero sí las lluvias de abril
el anhelo no era mío sino de los míos
mi herencia fallaría
y mi padre lo supo
el día que mi odio se volvió hombre
faltaban los años
y me sentía muerto
la gente me hablaba de esposas
de mujeres que jamás besé
me encerraba
Temía que la pregunta se hiciera desdicha
un día pregunté a los amigos de mi padre
si mis hijos podrían ser libros
a los poetas les gusta a veces ser celebrados por los mortales
porque fuera de uno
la injusticia del habla
me deja mudo
y mi verdad
solo sale a medio labio


II

Me he vuelto inmune
a los deseos de mi Padre
a la ética de los vecinos
que mi verdad sea mi mentira
que me tomen por trepador
que el amor sea una fábula,
mi cuerpo es la desdicha de las mujeres
los hijos que tuve
serán el polvo de los estantes
mar que habito sin conocer su fin


III

La noche ya no es el lugar del silencio sino de todos los ruidos
en ella soy todos los hombres
aparecen dibujados en mi pared los gritos de mi Padre
mi esperanza es la taza de té
mis pies me atan
permanezco perenne a la terquedad
es un falso sol el que me alumbra
aparecen los signos de la paradoja
es el día el silencio más contundente de mi vida
la gente es silencio, me calmo
el ruido está lleno de silencio
le temo al aire, pero más le temo a quien lo respira
llega la noche y con ella el ruido
los hombres aparecen con espadas
hechos de recuerdos
de culpas
parecen muchos padres
intento huir pero intuyo salidas en falso
esta vez la salida no es la puerta de la casa sino uno mismo


IV

Mi sangre es la quimera de los pájaros
los ángeles son hombres que habitan mi noche
ellos molestan mi ser
la mujer que soy
son tus hombres
esos malditos sabios
Que son todos los cuerpos


*


Esteban corre

I

Elegimos un lugar para huir
para enfrentarnos a nosotros mismos


II

Subimos las escaleras del hotel
avergonzados
detrás el mundo y su juicio
delante la verdad
sobre los pecados de la ciudad


III

Nos vencemos
estamos arruinados
somos la minoría en una historia
pasamos ocultos por el mundo
quedamos suspendidos en los bares del centro
nosotros el germen que nos tienta
esta vastedad
una isla contenida
tierra enferma
probamos la orilla
y acabamos en ella

de Esteban corre (2017)

José Miguel Navas (Valera, 1992). Poeta y licenciado en Comunicación Social mención Periodismo Impreso. Ha publicado los poemarios La Próxima textura (2014), La Rosa Abstracta (2015) y Esteban corre (2017). En 2015 fue invitado a la Feria Internacional del libro de La Habana. Es facilitador de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Actualmente, se desempeña en Nsb. Editores.

Selección «Entre barrigas repletas y flores» de Víctor Valera Mora

(Karen Strike)

2

La vida es dura
ingéniatelas sutilmente
y baja las persianas de la voz
diciendo lo necesario
para no complicar
para no herir susceptibilidades
para no socavar los intereses del lucro
Baja la guardia de los relámpagos
para que la tormenta no se desate

*

Por qué diablos, ponerse uno a llorar

He llegado tarde al reparto de los panes.
He llegado un poquito después de quien me fue invitando.
Hoy con mi peso y estatura
y unas ganas terribles de sentarme a comer
sin modo con qué hacerlo.

Hay razón,

pero no puedo asolarme en la aceras
a llorar con la cabeza entre las manos.
Jueves exactamente a una y cuarto de esta agonía
en «Los Núñez» el señor presidente
debe tener ya la barriga repleta.

El cardenal en palacio con su barriga repleta.
Los social cristianos ahítos de carne humana.

Banqueros empresarios gerentes usureros
con las barrigas rebosantes de plenitud
acariciando el orgullo del cigarrillo
y entonando, todos, loas al cielo:
—«Oh qué hermosa es la vida».
—«Cuánto nos queda por vivir».

Pero no es solamente en mis asuntos
donde aletean voces hambrientas.
No soy yo solamente.
Somos miles y miles de desempleados,
millones de campesinos sin tierra,
los obreros recibiendo su salario de miseria
al final de cada jornal de muerte.

Entonces, digo, aquí mismo,
—Por qué diablos, ponerse uno a llorar,
si no estamos solos a una y cuarto, exactamente.

*

Aun en medio de la más terribles tormentas

Aun en medio de las más terribles tormentas
siempre he optado por defender la dignidad de la poesía
Volverla a sus orígenes
A su deslumbrante cuchilla de muchos filos

*

Corona de flores son cruces

a la memoria de doña Elena
No hagan eso con las flores
No molesten a las flores
No corten esas flores
Por lo que más quieran
déjenlas tranquilas ahí
Las flores ya saben leer
y el viento no lo sabe

*

8

Es absurdo es aburrido
levantar murallas de soles y estrellas
en defensa del hombre y sus combates
pero repetir hasta el infinito
«me celebro en el espumoso deseo
como una deidad exorcizada y sola»
sí es poético
irresistiblemente poético
entonces
sed indulgente con la poesía
y seguid velando desde las aguas negras

*

Esta selección se extrajo de la Nueva antología Víctor Valera Mora 
publicada por Monte Ávila Editores Latinoamericana (2011).

Víctor Valera Mora (Valera 1935 - Caracas 1984). Poeta y sociólogo perteneciente a la Generación del 58 y parte de la Pandilla de Lautréamont. Se desempeñó en cargos de la Universidad de Los Andes y del Consejo Nacional de la Cultura. Fue autor de los libros Canción del soldado justo (1961), Con un pie en el estribo (1962), Amanecí de bala (1971), 70 poemas stalinistas (1979), y Del ridículo arte de componer poesía, libro póstumo (1979-1984). Obtuvo el premio de poesía del Consejo Nacional de la Cultura (1980). 

Plegaria a las manos de mi padre, Daniel Arella

(Saul Leiter)


a Antonio Arella


Y si Dios está lejos
                                                                                                                                    tan lejos
como yo de los míos
Y si Dios es lo incalculable
y tú eres lo más cercano que puedo pertenecerme
                                   Hoy que no hay
nadie
sino un bosque y la lluvia y tus ojos, Padre,                                                                                tan lejos
de Todo,
es decir, tan cerca de Mí
Que puedo predecir la vida en el polvo
como una crepitación que aúlla entre nuestros dos corazones negros
como el carbón, como la sangre de las bestias derramadas sobre las rocas de los sacrificios
corazones de ángeles que el musgo disimula
                                              a la deriva de la lluvia
                                                                      cuando todos se van
y yo me quedo con ella
                                    en cada gota
                                    en cada poro que debo a las muertes inmerecidas
o merecidas
No importa
Somos los mismos aún en la nada
Y si la nada es nuestra
Somos los últimos en esta tierra que amaron a un Dios más desnudo que tus manos
Más desnudo que mis ojos
cayendo desde mi madre al suelo
                                  desde el suelo a mi hermana
                                                                     desde el infierno a mí

Me contuve aún hoy de meterme bajo la tierra a bendecir los minerales
De amasar las raíces que te buscaban en la noche a ver si no habías muerto
lejos de tu tierra
Como yo ahora más triste que Droopy
alcanzo a escribir para ti
esta suerte
de ser apenas un ángel o un árbol quebrado bajo la sangre de todos los cielos

Padre, no hice mucho,
es cierto,
me hundí como la pena
y el surco del agua cotidiana
que no cede a mi bondad
y a la tuya

Pero más cierto que tu alegría
es mi suerte alabada por la soledad de los nuestros

Hoy, último, sin fondo,
más lejos que                                                 ahora
que me oculto bajo el revés de tus manos,
puedo decir que soy igual:

pero más ciego
y menos vivo, un poco
más entero desde las cosas
que nos olvidan
y nos dejan ese sabor a ceniza
o a relámpago
que en nuestra cabeza fue esa estrella
la última

Hoy sé que nuestra tristeza es una estrella

y que aunque muerto yo
brillo por tu entrega a la sencilla emancipación
de la angustia
al tormento perfecto que invisible
me es omnipresente para seguir
y verte reír
a través de mis escombros cristalinos

Hoy, como yo, un antes
mañana te veré, aunque siempre
idéntico a la verdad que me cautiva
Cuando todos se van con la lluvia
y un cielo idéntico a tus ojos
me oculta
de los soles orbitantes que no mueren
ni con tu furia
ni con tu maldición
ni con tu rabia
ni siquiera con tu nostalgia

Padre
aunque hoy, yo soy ayer
Tú eres mañana siempre
Después de mí
Lo que nunca morirá
Lo que nunca podrá apagar
esta muerte mía vertical en las rocas
Río congelado desde arriba
desde la última cabeza de musgo
donde un relámpago cae para unirnos
como una estalactita reventando mi sombra en dos

Hoy, desde la fuga
con este ron a la inversa
casi idéntica a la luz de afuera sonrojada por nuestros anhelos
porque la causa es la casa
empezada desde tus pies
hasta el pecho que alumbra
las ventanas ambulantes por donde miro caer la lluvia
y sostengo, a la vez, toda esta soledad
casi tan pequeña como Uruguay
o más pequeña que Uruguay
tal vez
igual de grande que tus manos
hechas para empuñar la luz
última de mis huesos
hechas para construir
los peldaños que me quedan
desde los ojos hasta el primer sueño
igual al cielo que contiene nuestra sangre

Hoy, desde la oscura sierpe
bendecida por la sed azul de sabernos nuestros
unidos opuestos a Dios
somos el espejo roto de sus milagros
porque en cada pedazo existe un lugar
aunque último, de ser felices

Hoy, Padre, desde más acá de la esperanza
mi corazón es igual a tus manos:
Llagadas, cicatrizadas, abiertas
Vueltas a abrir como un libro
o cerradas como los caminos de la sangre
perfectas para herir o amar
que es lo mismo
Mi corazón es la sombra antigua de una herida
como los nuestros de Cleto
olvidados en las orillas
eternas de esa Italia
más cercanas que una canción o un beso

Hoy Padre, aunque menos muerto
de este poema nacido de la lluvia de los fotones
Quiero decirle Gracias
Gracias por haber parido esta voz
Por haber hecho feliz a mi madre
Por hacer triste a mi hermana
Porque su tristeza es la verdad rumorosa que el río esconde

Padre, hoy la belleza me saluda
como si la lluvia me mereciera
como si la sangre que me atraviesa desde el fin hasta mi muerte
me dictara este poema idéntico a tus manos
perfecto como un cielo de Sol.

[Lucio Piélago. La última cena,
12: 30 a.m., 11 de enero del 2055 /Odessa]




Daniel Arella (Caracas, 1988). Poeta, narrador y ensayista. Licenciado en Letras mención Lengua y literatura Hispanoamericana y Venezolana por la Universidad de Los Andes. Tesista de la Maestría de filosofía por la misma casa de estudios. Ha publicado el poemario Al fondo de la transparencia (Editorial el perro y la rana, 2012); El loco de Ejido (plaquette Colección de poesía naciente venezolana Ojos de videotape lospoetasdelcinco editora, Santiago de Chile, diciembre, 2013). Ha sido merecedor en dos oportunidades (2009 y 2016) del Primer lugar del Premio DAES de literatura en la mención cuento (Universidad de Los Andes). En el 2015 recibió el XIX Premio Iberoamericano de Poesía por Concurso “Ciro Mendía” (Casa Municipal de la Cultura del Municipio de Caldas Departamento de Antioquia, Colombia) con su poemario Anatomía del grito. Poemas, cuentos y ensayos suyos han sido publicados en varias páginas webs y revistas digitales nacionales como internacionales: Cantera, Revista Casaviento, El Club de la Serpiente, Gente emergente, poetassigloveimtiuno Letralia, Afinidades electivas, Katharsis, La tribu de Frida, La ira de Orfeo, Cráneo de Pangea, Revista Poesía, Insilio, entre otras. 

El mar/ La noche, tres poemas de Paola Valencia Villalobos

(Collen Parker)
(A) Primavera

Al pájaro atrapado en tus ojos


Eres la lluvia en mi noche sin estrellas
Eres el cielo y has convertido el azul en un abismo de símbolos.
Todo te nombra
Hasta el movimiento lento de los planetas tiene tu rostro
Y robo las flores de un jardín secreto
Porque creo en tu sonrisa como creo en el sol.

Eres el fuego de una palabra imposible quemando mis labios
Y me quemas/ me quemas.
Eres la tormenta con su ruido de tambor
Y tu cuerpo es el temblor que me habita.

Sabes el origen de lo que estalla
Arrastras todo en mi pecho
Haces-deshaces-rehaces-vienes y vas
Oigo tus olas cada instante si cierro los ojos
Y luego sostengo tu voz en mi oído como un enigma.

Te veo hasta en el nacimiento del agua
Y descubro eres el atardecer que me observa
Eres la canción del alba que limpia mi cuerpo de la noche
Eres el fuego en una primavera de girasoles sobre el mar
Y mi pensamiento te pertenece.


*


(B) Invierno


No sabría decir con nombre de pájaro las cosas que he dicho en la lengua del amor…


I

(Pasa a un camino inhóspito y se encuentra frente al mar)


Deseo una carne preciosa de jazmines revelándome la lluvia de su sexo

Opuesto caracol enmarcando la isla de cronos al frente siempre al frente dos montañas tendidas y hastiadas en sí mismas

Pero que la noche pasada no oiga esa canción porque no creería entregada a su hija en el
llanto

Y la boca de los perros regocijada en su boca desnuda entregada y vencida anhelo su cintura
de jazmines a través del cuerpo indeciso del caracol

Donde la sangre conmovida da un paso hacia atrás y desmitifica lo sagrado

Lluvia lluvia perdida y violenta dentro del mar como cueva pequeña y cama de la muerte

Sed sed del otro ahogándose en el yo

Hasta encontrarse con su propio reflejo         siempre

y la espalda volteada en la otra espalda que rechaza rehúye la muerte y se apaga

pero por dentro del alba todo es baile y es canto

y el alba vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y vuelve

y al final se apaga    por última vez.

Deseo un triste jardín donde he dejado mis pedazos.


*


III

No sabría decir con nombre de pájaro las cosas que he dicho en la lengua del amor

No soy fuego     burbujeando detrás del canto del ave ni llamo a los astros invisibles de la canción pasada

Solo me quedo donde antes estuvo el mar y la noche     y ahora es vacio terco de la lluvia en
mis oídos.

     Mi amor fue aquella cuadra marina de amarillas flores

                  Y no me contuve a devorarlas en la imagen perfecta del beso

                           Fui fuego y oí planetas crepusculares en los ojos de mi amado.

Y no,

No quiero nombrar las cosas que han pretendido retirarse len-ta-men-te

El inútil avance del odio a través de la puerta cerrada del jardín,

Y no

No pretendo bosques incendiarios donde ha llovido durante meses hasta quemarme los ojos.

Deseo un triste jardín donde he dejado mis pedazos.

Paola Valencia Villalobos (Maracaibo, 1997). Estudiante de Letras en La Universidad del Zulia. Con su libro Memoria de pájaros le es otorgado el XVIII Premio Nacional de Poesía Joven "Lydda Franco Farías" (Casa de las letras Andrés Bello, 2015), y con el poema En el fondo obtiene el primer lugar mención poesía del I Festival de poesía Cuento Con Vos (Gobernación del estado Zulia y Biblioteca pública del Zulia, 2016). Su trabajo ha sido publicado en revistas y fanzines tanto físicos como digitales. Recientemente forma parte de la  Antología de poesía joven y reciente venezolana Amanecimos sobre la palabra, selección realizada por Oriette D'Angelo (Team Poetero, 2017).

Selección de «Prosario para leer desde el exilio», de Gabriel García Urrutia

(Tatiana Iliina)


Qué largo es el pasillo del trasbordo
Blanco frío abismal
El gusano que pisoteo
Queda impregnado de lágrima
Somos una masa heterogenia de adioses.

Pasaporte

La nostalgia es barata si se compra en el exterior. Cuando en la maleta no te cupo la vida, la nostalgia te cuesta unos centavos de días. ¿Y a donde se va el recuerdo? Para ellos, los inmigrantes, los recuerdos se van borrando por cada noche nueva, de repente ya no saben qué recuerdan. Añoran el café, pero no recuerdan que añoran el café por quién lo servía. Añoran la comida, pero no por el simple hecho de ser comida, no, añoran sí las manos que la preparaban. Todos tenemos pasaportes llorones que destilan tinta y próceres. Todos alguna vez dormimos con el pájaro nacional picoteándote los ojos y las pestañas.

*


A la distancia de una llamada existes
El adiós se nos quedó en el puerto
Lleno de pañuelos blancos y promesas
A la distancia quedaste mirando(me)
Llena de agujeros
En el alma

Arrugas

Tú que me miras de noche frente a tu espejo, que me detallas con los ojos achinados, medio llorosos, nostálgicos, que no me encuentras en el reflejo de tu cuerpo. Te despiertas a media noche y miras a los lados, la vela está prendida, las luces apagadas, pero el reflejo aún no cambia, aún no aparezco no me presento. ¿A quién esperas sobre tu cama? Te sudan las manos de agitar las persianas y mandar señales a la deriva. La biblia que no lees y sigue abierta, la botella que sigue abierta, el cigarro que se apagó.


*


¿Cuánto asfalto quedó en mi suela?
El caucho caliente y el humo no lavaron mi cara
Yo me fui y ellos se quedaron
Los de más de 10 años
Los de las bombas y los augurios. 

Esta ciudad que es de nosotros

Esta ciudad que es asfalto y gente. Esta ciudad es todas las ciudades que nos aguardan, que nos pertenecen. Esta ciudad que es capital de un país al que no pertenezco, pero todas las mañanas nos pertenecemos ínfimos, íntimos, condenados. Tengo mis manos sobre el suelo o sobre el techo de mi cuarto porque giro en la cama mientras despido la lucidez y allá afuera sigue sonando la ciudad, con sus sirenas y sus borrachos, con su perro que no ladra y el cartonero carreteando. Vivo aquí en la ciudad de ellos, porque en la mía me hicieron extranjero.


Gabriel García Urrutia. (Maracaibo, 1991). Poeta, periodista. Ha sido director de portal web cultural “Zoom: Arte y Cultura”, administrador del portal literario tedeletras.blogspot.com. Resultó ganador del Primer Lugar de poesía Interuniversitario de la Universidad Católica Cecilio Acosta con el poema El Problema; ganador del Tercer Lugar del Premio Digital de Narrativa Breve “La Torre”; ganador de una Mención honorifica por el ensayo “La Venezuela Soñada” en el Concurso Nacional “Pensando en Venezuela”, Finalista del Concurso Nacional De Poesía Juan L. Ortiz (Mendoza, Argentina) Fue participante del Taller permanente de Creación Literaria de la Universidad Católica Cecilio Acosta dirigido por la poeta Ana María Barrios y del Taller de Poesía Documental dictado por la poeta Jacqueline Goldberg.

Diez poemas de Carlos Osorio Granado

(Alexander López)
ALERTA

Todo queda oscuro cuando llegan las sombras
de la otra cara del cielo y nos dan ganas
de salir de nuestras vestimentas.

Por debajo, por arriba
nos estamos buscando y no nos vemos.


Ni vemos que los recuerdos están para distraer.



*


TRAMPA

Dice que se queda y se va. Dice
que se va y se queda.

La mujer araña
espera en su tela

al hombre mosca.


*


OPORTUNIDAD

El eucalipto bailó esta tarde con la lluvia.
Se me dio el chance de sentirlo.

No existía más nada.

Al escampar, todas las cosas
de siempre me inundaron.

Dejé de ver la calle,
la vida de los árboles y la mía.


De Amatoria (Separata, 2004)


*

Al momento
que el árbol se abre
aparece la vida.

Arriba
la luz
entre sus ramas
el viento.

Todo suena
desde la más pequeña garganta
y nada desafina.


*


Entregar
mi vida a la vida,

montarme en el caballo
del tiempo.

No perderme entre perfumes,
hedores, golpes y
caricias.

Continuar sentado en el avance.

Hacerme uno
con el cuerpo.


*


Es mi día,
una línea hecha
de pasos que bailan
adelante

y regresan
dando vueltas
y tumbos

con momentos de vértigo
y relámpagos sin lluvia.

Que sólo la mañana tiene
por amiga
una luz transparente.

Ya noche,
se descuartiza el alma.

A veces sin dolor,
a veces duele.


*


Un nido en la ventana
sin madre ni cría.

Es junio.
Todavía llueve.

Hay hongos y frutas
nutriéndolo
todo.

Sin embargo
se siente la ausencia.


*


Me dispuse a buscar
una pregunta
entre los pliegues
que el dolor fruncía.

Entretanto
encontré flores
y no he sabido
qué hacer.

Me dieron flores
y ya.

Están muertas. 


*


Entre la luna y el sol va la tierra,
el hombre la pulula sin saber
a dónde deberá conducirse.

La tempestad de ruidos
lo contiene anidando tesoros,
que apenas poseídos se hacen nada.

O él mismo será nada,
a no ser que este hombre
se resguarde en el acto
de buscar convertir sus palabras
en silencio que toque
la luz del camino.


*


Tu nombre es la distancia
que de ti me separa
y de mí me aleja.

Será esto lo que tengamos
en común cuando me acerco
al silencio de no saberme,
de estar buscando quién sabe qué.

Tu carga es el peso
de aquello que soportas

Y no te importa
lo que tu cuerpo sabe.


De Azimut y el camino (Signos Ediciones, 2013)


Carlos Osorio Granado (Caracas, 1955). Poeta, traductor y artista plástico. Trabaja en el Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Es subdirector de la revista Poesía. Ha publicado los poemarios Saravá (Amazonia, 1988), Albricias (ULA, 1992), Caminería (Ediciones Poesía, 1998), Vaivén (1999), Amatoria (2004) y Azimut y el camino (2013). Ha recibido varios premios y distinciones en certámenes tanto por su poesía como por su obra pictórica.

Cuatro poemas de Andrea Paola Hernández

(Marcel Mariën)


SE HIZO LA LUZ

ser mujer es ser máquina
escáner y fotocopiadora
dar a luz es necesario
bendición y sacrificio

sabrás que está embarazada
cuando tenga una panza cuadrada
de su vagina emane tinta
su vientre se parta en dos y saque palabras
su hijo está hecho de células / un retrato de vidas pasadas
la pelvis se
a
    b
  r
     e
tiene forma de corazón que se abre
emana ríos / lagos / mareas
lágrimas hechas de agua de vida
por las piernas le corre el alma
fragmento suyo que regala al mundo
que se nutre de otros espíritus
tan humano
natural
animal
el mundo agradece

la gente corre quiere ver al niño
es un cuerpo por eso lo leen
inhalando encima ni ella lo entiende
la condición de madre no trae diccionario


*


SUSPENSIÓN


*


CÍRCULOS

el consuelo está en la exploración de tus cavidades
me vuelvo arqueóloga / minera / exploradora
excavo / recojo / reconstruyo
trato de detener maremotos con mis muñecas
celebro el constante descubrimiento de especies
de aire y fuego cosas que suben
pudo haber caído Troya en nombre de tus cuevas
ni siquiera Verne se inventaría esta flora
que se extiende orgullosa entre tonos magenta
hecha sólo de sal y desmesura
“no pares”, dices
“no dejes
de explorar”.


*


RAÍCES

madre, ¿por qué nunca me encerraste?
madre, ¿a dónde te fuiste sin cautela?
madre, ¿seré esta yo?
¿seré esta la que contuviste durante 192 lunas?
soy rama soy raíz soy manglar
                ¿soy?
                soy rizos que descienden hasta mis tobillos / soy pestañas pegadas por el salitre
y si de raíces se trata las mías son de mangle
            los brazos de yemayá besan mi dorado palaa


                         ahogada por el relámpago del catatumbo sobre el río oggún 
                         alcanzo a maléiwa en sus brazos misericordiosos
                                                me siento sobre sirumas y me rio con la brisa
madre estas raíces no se pegan a nada
madre tu angustia no se quita con nada
                                               quedamos la orisha y yo 
                                                somos yemayá y yo
                                                somos caracoles de lustre y jimés del cuello



madre, cuando yo me muera
madre, que me hagan de agua
madre, que me hagan de alga
madre, que me hagan lago
madre, que me hagan espuma
madre, que me hagan azul
madre, que ya soy un verbo
y vine inundada de bruma.


Andrea Paola Hernández (Maracaibo, 1995). Actriz y cineasta. Estudia Teatro en la Universidad Nacional Experimental de las Artes. Coordinadora Editorial en la sección de narrativa de la revista digital Digo.Palabra.Txt. Fundadora del Centro de Estudios de Género en la Universidad Simón Bolívar. Obtuvo el primer lugar en el Concurso de Cuentos «José Santos Urriola» en 2014 y el segundo lugar en el 1er Concurso Physis para Jóvenes Poetas en 2017. Forma parte de la antología poética «Amanecimos sobre la palabra»(2017) publicada por Team Poetero. Administra un blog titulado Insapiencias en andreapaolahernandez.wordpress.com y ha colaborado con diversas revistas digitales como Digo.Palabra.Txt, ERRR-Magazine y Canibalismos, así como los fanzine “Bipolar” (Caracas) y “El Higo” (Madrid). Forma parte de la antología audiovisual “Página = Pantalla” reunida por Francisco Catalano. Textos suyos también han aparecido en Verbigracia (El Universal) y Papel Literario (El Nacional).

Las aguas están al Este, un poema de Flora Francola




Se exilian de todas las ciudades
de todos los países
y aman las imágenes de los barcos.
Cristina Peri Rossi


Uno sabe lo que es cambiar de casa,
hacer maletas, embalar cajas
uno aprende la nueva dirección,
numeración y calles.
Se recuerda cada noche en el terminal
manchas de aceite, motores diesel
esperando el bus de regreso.
El color del piso de cada habitación, como olía cada cocina
café con leche, café cerrero
uno recuerda el escalón de la puerta trasera
que marcó esa herida común:
los cuatro puntos en la barbilla
a los 4 años
el cuarto escalón.
Uno sabe desde chico los puntos cardinales
por el Este sale el sol, por el Oeste se esconde
el lago esta a la derecha
al norte el Mar Caribe.
Cuando digo de estos años, las estaciones
me desorientan, es casi decir
perdí el mapa, el oriente
el Rio está aquí, al mismo punto cardinal
las aguas están al Este.
Que cuando comenzó el otoño
estuve desorientada
desbalanceada.
Y no se si recuerdo tanto
olvido poco
o extravié el dibujo de un papelito
de una dirección que quizá no exista.


Flora Francola (Maracaibo, 1988). Artista visual, migrante, semionauta. Ha vivido en Maracaibo, Maracay, Valencia y Buenos Aires (hasta ahora). Fabrica barcazas destinadas al naufragio, ilustra poemas propios y prestados en flora-francola.tumblr.com

Cuatro poemas de Diana Moncada

(Johan Barrios)

Sueño #13

Embarqué sobre mi barco acribillado
entre la viscosidad de una marea extraña
hubo semen en el lugar contrario
su caudal rasgando mi entrepierna
Fue mi trofeo o mi despojo
mi cuerpo copulando como una serpiente besando su cola
la ambigüedad de un sexo eyaculando las entrañas del mundo
la paradoja de ser una en lo otro,
el cielo jugando a ser el mar.


*


Memorias

Me gusta sentir mi cabeza colgar durante el sexo
Respirar entre cruces
Sentir el final arrastrarse hasta mi lengua
Saberme al borde,
casi muerta, casi rota, casi diosa
lamer el vértigo de perderse
olvidarme
hurgar en la memoria del otro lo que no encuentro en la mía


*


La negritud de un lejano caballo ha traspasado mi temblor nocturno
he sostenido mi espinazo apenas con la soga de un corroído recuerdo
el sueño se erige sobre mis ojos como un oráculo de muerte
mi rostro huye
le he tramado una terrible artimaña
he tocado el hueso del grito
y heme aquí lavando mis senos con el agua turbia de la boca de los lobos
Arrastro mi desespero mi desconocimiento
estoy en el umbral de una tentadora puerta
me hallo ante el túmulo de luz salvaje
me prometo habitar las carnes rotas
me prometo el cuerpo
me prometo abrir la cáscara andrógina
            ser mujer-hombre
            lamer y lacerar un solo vientre. Ser mi hija y mi madre
            parir entre el moho relucientes cabezas y olvidarlas.
           Olvidarme
           Habitarme de forma absoluta y luego arrojarme de mi misma.

Me espanta esta hambre y esta carencia
y me espanta no sentirla cada día
El tiempo fue tiempo hasta que se detuvo ante mi sexo
La soga está frágil
hay dientes, cuchillos y garras devorando parajes y cielos
la soga está frágil y ya no quiero sostenerla
duele, duele el retorno
mi cuerpo se inmola se desgaja se lacera
la soga está rota
las ruinas laten sobre el sol


*


Soy yo que canto. Olvida que soy tu presa
                                                              Floriano Martins

Habito en el delirio borroso del que me sigue soñando.
Sigo siendo la demencia alojada en esos ojos dormidos
la presa del ave perdida
que me busca en el dolor de su ceguera
susurrándome oraciones inútiles
que intento atajar en esta fiebre de creer
de sabernos.
Yo le busco también
le busco
pero no puedo soñar
he despertado para siempre
y la muerte comienza
cuando los ojos se abren.


Diana Moncada (Caracas, 1989) Poeta y periodista cultural. Autora del poemario Cuerpo crepuscular (2015) que resultó ganador en el Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila en el año 2013 y del poemario inédito Los derrumbes (2017). Prologuista del libro Al filo de Miyó Vestrini del sello editorial independiente Letra Muerta. Ganadora de una mención en el I Concurso Nacional Rafael Cadenas de poesía joven (2016). Columnista de la revista brasileña Philos. Su trabajo periodístico ha sido publicado en diferentes medios de comunicación venezolanos. Administra el blog Pasajera en trance en la web colaborativa peruana La Mula. Actualmente reside en la ciudad de Lima.

"Ground Floor of the Brain", selección bilingüe de Rowena Hill

(Lorien Sequera)

Chaos theory

Is there somewhere a butterfly
with two different wings
a variant in markings
bar across one owl eye
chaos cutting through
the mirror symmetry
of the body's sides

like veins in my hands and forearms
two distinct landscapes
purple swollen cordilleras
knots spurs forking
singular and unrepeatable
islands in arid skin
announce their crumbling


Teoría del caos

¿Existirá una mariposa
con dos alas diferentes?
una variante en las marcas
barra en un ojo de búho
lo caótico que atraviesa
la simetría especular
de los dos lados del cuerpo

como las venas de mis manos y antebrazos
dos paisajes distintos
cordilleras moradas henchidas
nudos espolones que se bifurcan
singulares e irrepetibles
islas en la piel desértica
anuncian su desmoronamiento


*


I cut my finger

blood wells drips on the floor
my blood is a beautiful color
blood color
and it has not got old


Me corto el dedo

la sangra aflora gotea en el piso
mi sangre tiene un color bello
color de sangre
y no ha envejecido


*


The end of love

How close to death must I be
before the aching fissure can close
the first split in the all

heart wrinkled and whitered
from crossing the long salt desert
alone

Even the empty silhouette
absence that detained a him
is fading

No words of love left

from the void a rain of gods
surrounds me

splendid with wings or horns
serene and indifferent
beautiful and male


El fin del amor

Qué tan cerca de la muerte debo estar
para que la fisura dolorosa pueda cerrarse
la primera escisión en el todo

el corazón marchito arrugado
en la travesía por el largo desierto salado
sola

Hasta la silueta hueca
ausencia que detenía a un él
se desvanece

No quedan palabras de amor

desde la nada una lluvia de dioses
me rodea

espléndidos con alas o cuernos
serenos e indiferentes
hermosos y masculinos


*


An idea for a poem

It came to me days ago
I welcomed it told it to wait
till I'm not so busy
and now it's sealed

I knead it to make it rise
secrete words in its pores

it's matted and won't unravel

it says keep on pummeling and pulling

it stays a stone


Una idea para un poema

Me llegó hace días
le di la bienvenida y le dije de esperar
hasta que yo tuviera más tiempo
y ahora está sellada

La amaso para que levante
segregue palabras en los poros

está apelmazado y no se desenreda

dice: sigue aporreando y jalando

permanece piedra


Rowena Hill (Cardiff, Reino Unido, 1938). Poeta, articulista y traductora, radicada en Venezuela,  es Profesora de Literatura Inglesa en la Universidad de los Andes, Mérida. Ha publicado los poemarios Celebraciones (ULA, 1981), Ida y Vuelta (ULA, 1987), Legado de Sombras (Monte Ávila, 1997) y Desmembramiento (Taller TAGA, Caracas, 2002). Entre sus traducciones al español se encuentra una antología de poesía metafísica india en lengua kannada, Nombres de lo Innombrable (Monte Ávila, 1991), Poemas de Fleur Adcock (Pequeña Venecia, 1999), una selección del poeta de los marginados de la India, Mudnakudu Chinnaswamy (CONAC, 2005) y una muestra de Poesía kannada (CONAC, 2005). En 2006 bid&co publicó Perfiles de la Noche/Profiles of the Night una muestra bilingüe de la poesía de mujeres en Venezuela, seleccionada y traducida por ella. Son suyas las versiones en inglés de Lover/Amante, (bid&co 2004) y Poemas Selectos/Selected Poems (bid&co, 2009), ambos de Rafael Cadenas. 

Siete poemas de Dira Martínez Mendoza

(Theloopfactory)

El origen de convertirse en sol


La noche es larga/ sacas a pasear a todas tus niñas que viven en tu vientre madre/ leche de aurora se derrama y amamanta / las noches son largas/ esta noche ha sido larga/ que sí es posible estallar como un reflejo en los árboles/en la llama que arde silenciosa en el corazón/ que si/ adentrarse en lo más profundo de un mar que desconoces/ has descubierto la marea en todas sus formas/la penumbra de caminar entre la red matriz / lianas azules y visiones sudorosas/atravesar el miedo como quien atraviesa una pared y la rompe con las manos/ has descubierto que todo absurdo es un color / es geometría/ y resplandece / todo es el temblor y desmembrarse/ todo es el temblor y recomponer/ todo es el temblor tejiendo desde la boca/ desde la garganta y el borde de los dedos los hilos que te unen a la tierra y a todos en la tierra/ todo es el temblor y unir cielo y tierra/ descubrir la honda noche / tu rostro cadavérico frente a otro rostro cadavérico besándose / y volverse día con la fuerza del sol.


*


La noche

La noche es un diluvio en las entrañas
columpiándose.
La noche es en el soñante
una esfera deshaciéndose
vociferando en el silencio
su canto.

Fallecimos como astros
violentísima radiación sideral.


*


El bosque

El primer llamado
es el del bosque

nadie sale ileso
de la voz del fuego,

es el bosque un primer impronunciable asombro niño,

a Dios lo encuentras
en las mínimas hojas
que trasladan las hormigas.


*


Nosotros nos miramos lejos antes de vernos a los ojos/ nos tocamos lejos antes de incendiarnos los ojos/ antes de atravesarnos los ojos/ incendiarnos los oídos / descalabrar los huesos, arañarnos hasta quedar sangrantes/ hasta quedar neón y sangrantes, traslúcidos y sangrantes.

Tus huesos/ tus pequeños huesos ya venían rotos de tu niñez rota/ quise hacerte un canto des-memoriado/ la noche nos abrazaba para convertirnos en pájaros que vuelan en una ciudad que lleva siglos muerta.


*


Destellante

Dicen que las flores comparten sus secretos con quien les ama.

Una mujer tenía una casa. Una mujer abre los ojos y el mundo se vuelve otro. Las flores de van Gogh han empezado a girar tiñendo todo. La noche estrellada gira en su boca, gira en su pecho azul nocturno. Vuelan los zapatos en el aire.  Ha caminado descalza: si, que si es posible sentir dulces enredaderas florecidas en los pies. Si, que si es posible escaparnos por la ventana, romper todos los vidrios, cerrar los ojos y abrir la boca: incendiarlo todo con besos luz.

Si, que si es posible decirnos la verdad sin pulverizarnos los huesos.

Si, que si es posible convertirnos en cuerpos que se reconocen piel brillante en el mar.

Mar, azul verdad profundo.

Mar, decimos mar y se deshacen todos los nudos, tejiendo de nuevo las cuerdas rotas.

Mar, tú que tanto nos conoces.

Mar ¿cuántas veces al día un sollozo te invoca?

La mujer abre la boca y suelta un rayo,  la mujer sopla un sueño en  la ventana y se abre una puerta, la mujer deja un beso en el aire y la tierra se abre en dos. Explotan las noches estrelladas en la cabeza de  una mujer y un hombre al otro lado del mundo: como un destellante acelerador del tiempo.


*


Abismo


Que si y no / y vas levitando a la inversa de cualquier cielo/ esto,  nos decían / es el abismo/ el desvanecimiento / lanzarse en picada desde lo más alto / un sueño se apaga violento y furioso/ un sueño ya sin sed / enumerar  mil vidas como quien va contando con los dedos las noches parturientas / como quien le coloca un número al frío y temblor/  enumerar el día y lo que acompaña el día/  como quien dice: en ese uno que es el sol , todo existe.


 Nombrar con vehemencia es asesinar lo sagrado.  Irse como Orfeo y no pensar si Eurídice ha sido ya bañada con el sol. La duda / la duda, es el amargo veneno.


Atravesar el desierto / salvaje e insensata / desatada. Sí, me digo / por qué no?

Llegar al punto muerto del espejo / la calle ciega /  regresas a ti / tu cuerpo vuelve a ser de sí mismo, en un nuevo nacimiento / balbucear mar, río, árbol / luna / cielo /sol / infinita rosa de los vientos/ agua / agua que corre limpia y libre / y el agua que duele envenenada.


: tirar una piedra en el río / ondas expansivas /hasta romper en mí, la noche.

Llega la mañana y certeza:


Todo lo alado habita en la tierra.


*


Grietas

De todas las grietas
de todas las cicatrices
la tuya,
tan amplias las hendiduras
que entraba todo el aire
y frío.


Dira Martinez Mendoza (Cumaná, 1988) Lic. Estudios Internacionales, especialista en Estudios Avanzados en América Latina.  Ha participado en diversos encuentros nacionales e internacionales de poesía. Colaboradora en revistas culturales y fanzines. Poema suyos aparecen en la Revista Poesía UC (número 160). Cuenta con un libro publicado (N) aves por la Editorial Pirata Cartonera. Forma parte de las antologías Mi país es un Zombie,  Prometeo 97, La paz se escribe sobre lava, Poesía Hembra, 102 poetas Jamming, y A voz limpia. Desde el año 2009 incorporó, en su propuesta poética, intervenciones de cuerpos con poemas. La propuesta de poesía en el cuerpo estuvo participando en White Street Project en Melbourne- Australia en el año 2014 formato light boxes.

Tres poemas de «Pasajero» de Néstor Mendoza

Jean Pierre Díaz


Breve anatomía

Temprano, antes de que despiertes,
abro la ventana, veo el árbol que tapa
el edificio de enfrente.
La construcción avanza
y rápidamente los árboles dejan de ser paisaje.
Las máquinas son grandes
pero no llegan a la altura de los cerros.

Los insectos entran por la ventana y espantan.
(Lo breve asusta y su analogía con la muerte).

Dentro del cuarto,
todo lo que admiro duerme en mi cama,
tiene cuerpo delicado y menstruación.
Ese cuerpo duda,
se cuestiona, mira su cara
varias veces antes de maquillarse.
Por el hábito de amarla,
todo transcurre con poco esfuerzo.

La anatomía es asunto de percepción,
de cómo se vea lo que ella enseña y esconde.


*


Pasajero

El abrazo de los pasajeros
en este espacio limitado;
el abrazo accidental que nadie pide,
que llega como ofrenda.

Cuerpos extraños se acercan,
brazos que sujetan el acero,
hombres con sus viandas cruzadas en el pecho.

Hay un poco de inocencia
en estos perfiles:
algunos cierran los ojos
en un sueño momentáneo,
se dejan detallar, auscultar.
Sin que lo noten, prestan una mueca íntima,
un gesto breve.
Admiro a las personas que duermen
en el autobús, ofrendan el sueño y no lo saben.

El pasajero anciano y el pasajero joven
se encuentran en el mismo asiento,
comparten la misma ruta y no lo saben.
Se dejan llevar a otra avenida, para extraviarse,
mudar de una vez el trayecto establecido.

La mujer que anticipa su parada
se desplaza entre tantos,
rozan su cuerpo y nada dice.

El riesgo me ha hecho que mire a la cara,
ver qué hay en los ojos, si hay maldad dormida.
Gente buena me mira, en el bus, y escarbo
su costado amable, muy adentro.
La mirada serena cuesta mucho.
Repito una oración incompleta,
que me sirva de ángel, que salve el trayecto.

El semáforo es una buena excusa
para pensar en los trámites del día.
Es suficiente la transición
sin pautas del rojo al verde,
es mi casa la brevedad del amarillo,
los tres segundos
que unen ambos colores.


*


Espantapájaros

a Arnaldo Jiménez

Las aves habitan mi cabeza.

Lo que alguna vez fue garganta, ahora es un
pequeño nido que esconde varios pichones:
aunque siempre tengo hambre, nunca me los
tragaría. Solo dejo que estén allí, recibiendo
lombrices y el calor de otras plumas.
Tanta costumbre, tantos vuelos,
ascensos y descensos, cambiaron mi fisonomía.

En este par de estacas cruzadas,
                        sin nadie a la izquierda
ni a la derecha, revive una antigua escena
de centuriones y lanzas en el costado.

Sostengo a diario el peso del cuerpo,
no permito que un hilo suelto invite a la
desnudez. Algunas veces, lo tomo con ambas
manos, con fuerza, nervioso, para que no se
descosa: la tela es demasiado débil.

Los pájaros comen,
mi corazón de trapo late en sus picos.


Néstor Mendoza (Maracay, 1985). Es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Obtuvo el IV Premio Nacional Universitario de Literatura con el libro Andamios (Editorial Equinoccio, 2012). Cursó estudios en Literatura Latinoamericana (Upel-Maracay). Forma parte del comité de redacción de la revista Poesía (UC) y de la comisión de cultura de la Feria Internacional del Libro de la UC (FILUC). Sus poemas han aparecido en las publicaciones electrónicas nacionales e internacionales; y en revistas como Poesía (UC) y Alhucema (Granada, España). Los poemas de esta selección pertenecen a su libro Pasajero (dcir ediciones, 2015).

Siete poemas de Pamela Rahn Sánchez

ig: deerandbeard


El Acantilado

Dejarlo así
quieto sin alboroto

Entretenido
para que
podamos caminar tranquilos
en la noche

Yo por tú lado
Tú por el mío

Entretejiendo esta soledad con un hilo rojo

Aflojar la cuerda
que los acordes no sean mas que chillidos

Prender la vela
con la luz apagada
apretar fuerte los dedos contra los ojos

Asumir la intermitencia del espacio

Cerrarte la boca con ternura
para dejar de oír tu ronquido profundo

Guardar a la bestia en el cajón

Reencontrarla
luego en otra vida
sabiendo que fue nuestra

Dejarlo así
llamarla
para que acabe con todo

quedarnos en silencio

poner nuestros cuerpos en orden
y volver a empezar

en el borde filoso del acantilado.


*


¿Porque los hombres necesitan hablar?

Un hombre tras una pecera
habla y habla

Y una muchacha se sienta, distante
observando el movimiento de los peces

El hombre sigue
con su cerveza
                          y su musculo verbal
                          y su emoción.


La muchacha tan solo observa
aquella calma absurda en el fluir de las aletas

El le ofrece un cigarro y ella lo acepta

El movimiento del humo
le recuerda a los peces
presos en aquel tanque de oxigeno.

El hombre intenta caminar despacio
quitarle las arrugas a su franela
conversar sobre una montaña o un poema

Aferrarse a cualquier lugar
que logre contener
el silencio.

Algunas sombras los persiguen.

Un rayo de luz les quema las pupilas.

Sin ojos
logran mirarse.

Nunca hubo mejor conversación.


*


El mar sin orilla

Aun recuerdo tus pies
sobre la ceniza de un lenguaje que nunca comprendí
pobres los seres que han mutilado sus lenguas en el olor del mar
Agustín Guambo


Sentada en un mar sin orilla

Había ahogado con sal
todo el delirio que guardaba para la noche

Mi cuerpo ausente pedía a gritos
cualquier otra sombra

Las piñas coladas
hacían su credo entre mis huesos
buscando el instante
en donde el lenguaje
haría ceniza
tu boca

Taladraban en mi mente
los lugares comunes

Vivir sin él
     Comprender la lujuria a momentos
                                         No tener miedo a la locura

La húmeda arena
tomaba la forma de un payaso

un actor capaz de hacer lo que sea

Un mar que amenazaba con ser otra mascara

No sabias reírte de mi cobardía
Bajabas tu traje de baño
de a poco
dispuesto a la desnudez en medio de la noche

Pretendías anestesiar los rostros que iban muriendo
hundidos en su propia eternidad

Me incitabas a una estúpida imitación
Un juego de espejos

Y tu desnudez se volvía cada vez mas ridícula

Tuve miedo y vergüenza

Accedí a bañarme
con un short una camisa un gorro que el mar luego se llevo

Cuando ya no me importaba nada más
mi cuerpo azul se unió al agua
ocupando el mismo transito que los peces

Y tu nadabas hacia el fondo
sin miedo a la noche
o a las tiburones que aletargados en nuestra memoria
nos mordían ya las piernas

Luego volviste
medio ebrio
arrastrando tu sombra
queriendo hacer del tiempo
una semilla en las manos del diablo

pero ya era tarde

Habías mutilado nuestro amor
con un par de palabras
y un traje de baño prestado


Me picaba el cuerpo

Mas tarde te daría fiebre alta

Y yo te abrazaría con cariño
hasta quedarnos dormidos.


*


El público

Es lo mismo:

La ausencia siempre te lleva a la caída

Corres
por el mismo camino empedrado

Los hombres te saludan con las manos mojadas

Después de una larga aprobación
hay muchas formas de complacerte ante el espejo

Pero en el silencio
del vidrio
nada importa

Todo vuelve

Decides ocupar un puesto en el féretro

Lanzarte al agua helada
esperando congelarte
ante el aplauso del público

Escondes tu cuerpo
como quien esconde algo bajo su almohada
porque sabe que es peligroso

Y nadie asume

lo obvio.


*


La paz interior

Cada persona parece levitar
sobre un suelo volcánico
completamente desnuda

¿El verdadero lujo?


El sosiego
que reciben

los rincones.


*


Mi alma tan idiota

Se acerca la filosofía a nuestro cuello

Los dos a oscuras
en posición vertical a la luz
                                                    dormimos sobre sabanas blancas
                                              como si la noche terminara dentro de nosotros mismos.

Una emanación parasitaria

Dos cuerpos pasivos
que se necesitan
pero contener el silencio.

     Se debe a que padecemos de una infinita pereza
     por eso nos concentramos en callar el canto.

Ya el silencio dejo de vernos
                          Se ha vuelto ciego
Abatido por las voces
asume nuestras palabras como monstruos medievales
Derivaciones de una noche borrosa
que fue extraña           porque no pudo ser intima

ajustada como un guante
a nuestro muñón de alma
(citando a Andrade)

Estamos juntos
la cama
Es grande         demasiado grande

Lo sabemos.

El espacio vacío apremia algún calor

Tus piernas sobre las mías
sin rodeo
con un descaro infinito
tan cálidas
que se derriten
encima

y zumban con todo su poder
en mi alma

tan idiota.


*

Pequeña oración al dios azul de la poesía

He descubierto que en el poema siempre hay algo de futuro
un incierto acuerdo con el presente que aun no sucede

Le he dicho al lenguaje:

Deja
en paz
mi vida

Oración

Ficción enternece mi desidia
Ficción turbia ficción apiádate de mi soledad
de mi indomable soledad
de las ganas que tengo de no ensuciar lo rojo

Esa llama rojita que late dentro de mí

Ficción hazme tuya
como yo te hice mía
No me dejes ir
Venga en mi tu reino
Ficción apiádate de mi

Quiero escribir un poema de algo que yo llamo amor

Las luciérnagas van a morir a la luz

Es así como mueren
Suicidas y torpes

El amor es una luciérnaga

El amor no puede ser eso

No el amor en definitiva no es una luciérnaga

El amor es un cuervo

El amor se come a los muertos
y es grande y viril
Y da miedo

El amor es un pájaro
El pájaro mas importante

El amor no es un pájaro azul
Bukowski estaba equivocado

Otra vez me auto saboteo

E s t o y

b i e n

No ves que estoy bien dios azul
que estaba tratando de hacerlo bien

Dios
Pequeño dios azul

Estaba oyendo suaves trompetas en los lugares donde había música
Sí ahora sí las oigo
No estoy confundiéndolo todo

Mis oídos oyen la música donde existe la música

Aquí
hay
música

Tararean en mi oído una canción interminable

Pero sigo reclamando lugares que me corresponden
como ataúdes

Hablando en torno de abstracciones y ausencias

Me gusta sufrir con las palabras
es la verdad

Tal vez no he leído demasiado a Rimbaud
pero entiendo la marca de quien ha querido
transformar su vida en poema

Y ha terminado haciendo del poema la vida misma
Sin siquiera darse cuenta

Por favor no lo hagas
por lo que más quieras

NO LO HAGAS

Déjame ser feliz en el poema dios azul

Solo se escribir de ausencias
de lugares a los que vuelvo para sangrar

Porque la poesía es un puño

Y el amor

El amor es una bestia de miel
que se derrite en mi lengua

El amor prepara un combate

Quiero
combatir
con valentía

Guerrera de trenzas largas
Guerrera post moderna que compite contra su propia voz

Con la sonrisa estoica de quien sabe que ganara
Guerrera que ilumina en la penumbra la cara del oponente

Yo quiero que el poema sea esa sonrisa
esa absurda simpatía por el peligro

Yo quiero que el poema
Sea el blanco de mis ojos abiertos
como lámparas de neón
en el ring

Las voces del público
diciendo entre murmullos
que seré la ganadora

sin siquiera haber comenzado a pelear

Yo quiero que el poema sea eso
algo que muera
iluminándolo todo

o algo que nunca muera


Yo quiero que el amor se convierte en este poema.




Pamela Rahn Sánchez (Caracas, 1994). Realizadora Cinematográfica mención Guión. Creadora del fanzine BIPOLAR. Autora del libro El peligro de encender la luz (2016) y la plaquette Flores muertas en jarrones sin agua (2017). Sus poemas han sido publicados en diversas revistas web. Forma parte de antologías como Cosmoanónimos (Editorial El Dispensario, 2015) y “Amanecimos sobre la palabra” (Team Poetero Ediciones, 2017).